lunes, 29 de diciembre de 2014

Chahorra y regatones negros


Tuvimos que aprender y luego nos tocó tener que desaprender, porque lo que sabíamos iba contra lo que necesitábamos.
 
Rafael Chirbes. Los viejos amigos. 2003.

Subir al cielo no es como lo cuentan. Llego a Ucanca con una hora de retraso. El sol enciende Las Cañadas con esa luz delgada de tarde apacible que tiene la virtud de resaltar los colores que toca. El Teide, portentoso al final de la recta de las Siete Cañadas. Los barrancos que surcan sus faldas se funden a negro por las sombras de la deshora. Ellos le otorgan una personalidad robusta a pesar de su postración. El paisaje, tan presente como un hijo, enmarca lo que haces en la diáspora. Podría estar horas mirando los detalles del volcán progenitor para compensar las veces que lo echo de menos. Hacia Pico Viejo, aún a finales de agosto, sorprende un tapiz verde en las inmediaciones de su cráter, de bordes horizontales y mirando a la bóveda, azulísima. Allí me dirijo.

Una losa de lava cordada a la altura de los monumentales Roques de García inicia la senda. El lajial, opaco, permite intuir la espesura del fuego que se derramó en su momento, procedente de no se sabe bien qué boca eruptiva. Sobresalen pequeñas zonas abiertas en forma de jameos, así como grandes trenzados pandeados de textura rugosa. Es la incidencia del tiempo en el modelado del territorio. Ascender hacia Montaña Chahorra es emprender un viaje privilegiado por las últimas etapas eruptivas que tuvieron lugar en Las Cañadas.

En la ascensión topo con una de las seculares corrientes de lava desparramada desde el cono del Teide. Franquearla supone penetrar en su interior y superar un terreno repleto de negro picón que describe bien cómo tuvo que ser el origen de este mundo; fuego cristalizado en piedra. Desde el interior del gran regato, El Teide se achata y pierde altura, como si quisiera desaparecer y ceder protagonismo a Pico Viejo. Curioso efecto óptico hacia la cota dos mil quinientos. Superadas las paredes del torrente petrificado se intuyen más cerca los márgenes del fabuloso cráter de la mole que rivaliza con El Teide.

Cráter de Pico Viejo
Continúo en paralelo a la corriente negra inmovilizada por el tiempo hasta alcanzar un grupo de gigantes bombas volcánicas. Su envergadura da cuenta de la potencia del rugido volcánico. Un buen sitio para hacer vivac y sentirse protegido por estos monstruos reposados en la negrura de la noche. El camino prosigue entre el Lomo de los Cosetes y el Corredor de la Bola. Por ahí se abre paso un sendero sinuoso e inclinado a través de un áspero territorio compartido por las faldas del Teide y las de Chahorra.

Ya en la degollada de Pico Viejo urge la búsqueda de un lugar preciso para desplegar la estación nocturna. Un viento frío anticipa la cercanía de la noche. Hacia mi derecha, entre las serpenteantes coladas de piroclastos vertidas por el Teide sobre las faldas de su propio cono, alguien ha abierto un congelador. Por ahí se cuela con precisión el filo del viento del norte que obliga a seguir en movimiento para evitar sus cuchilladas. Luego, durante la noche, apaciguaría su ímpetu y daría tregua para arreborzarme en el saco y deleitarme observando los destellos que cruzaron la bóveda celeste.

Hacia el crepúsculo una bocanada de noche limpia llena mis pulmones. La aspiro con la necesidad de un yonqui y la guardo en mis adentros por unos segundos. Purificación de alta montaña. Sanación a tres mil metros, higiénica, sin aditivos ni colorantes. A mi izquierda la negra mole del cono del Teide recorta un firmamento moteado de estrellas que comienza a anunciar la vía láctea. Dentro del saco, casi sin ropa pero abrigado, tendré tiempo de admirar su secular movimiento en la duermevela de la madrugada. A mi derecha, muy alta, una luna comienza a crecer levemente. La estampa es formidable y mi sentimiento afortunado.

Antes de que el amanecer raye el horizonte, parto hacia El Llano, planicie geológica natural que a modo de gran púlpito permite observar la gran boca de Chahorra. El cráter, colosal y profundo hacia el sur, va quedando al descubierto con la amable luz del amanecer. Colores terrosos y sienas quedan exhibidos y grabados en mi mente. También sus abismos inquietantes, sus negros diques rotundos, sus ocres llanos en descenso, sus precipicios verticales. Calma infinita durante esas horas de la mañana en las que el sol despereza la superficie que toca.

Grandiosa la visión del resto de la Isla desde ahí. Más cerca que lejos el frondoso macizo de Teno, con su textura irregular y abrupta, con La Fortaleza asomando sobre todos los demás roques. A tiro de piedra La Gomera, tan chica y ahora tan grande ante mis ojos. Más allá, difuminada entre las nubes del alisio pero presente, El Hierro. Y también La Palma, ya inalcanzable, en forma de dos pechos de mujer guardando para sí el tesoro de la Caldera de Taburiente.

Miro al cielo y pienso que con un poco de esfuerzo y de puntillas sería capaz de tocarlo. Subir al cielo no es como lo cuentan, es mejor.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Crecimiento y bienestar, una relación sospechosa


…sorprende la poca atención que se presta en los debates públicos y los discursos políticos a la cuestión de si un mayor crecimiento económico aumenta realmente el bienestar. Es posible que el hecho de eludirla beneficie a quienes tienen intereses en el sistema dominante: si el crecimiento no aumenta el bienestar, no se podrán justificar muchas de las estructuras económicas sociales y políticas del capitalismo desarrollado.

Clive Hamilton. El fetiche del crecimiento. 2006

En su blog personal el Presidente del Gobierno de Canarias mantenía hace unas semanas que Canarias crece y crea empleo. Y no solo eso, argumentaba que su ejecutivo ha plantado cara a la crisis y ha hecho las cosas razonablemente bien. La reflexión (por llamarlo de alguna manera) no tiene desperdicio. Es una sucesión de indicadores exclusivamente económicos que demostrarían, presuntamente, que la economía canaria se recupera del marasmo en la que está inmersa. Si un extraterrestre leyera ese artículo concluiría automáticamente que el tejido económico canario se regenera, se repara y por tanto estaría saliendo de la ruina.

Un alegato difícil de creer aunque el dato de crecimiento del tercer trimestre de 2014 presente un aumento interanual del 1,9%. Si bien los presupuestos de 2015 contemplan una variación positiva del 2% del PIB, también confirman que la tasa de paro no será menor al 31,7%. ¿Cabe algún tipo de recuperación con esa tasa de desempleo? El discurso de que Canarias saldrá antes de esta debacle (que no solo es económica sino civilizatoria) que el resto de lugares de España, es una retahíla que estamos oyendo desde hace años. Tanto José Manuel Soria, como el propio Rivero, como otros actores políticos insulares, han tomado esta idea como un argumento con el que ilusionar a su electorado. Ya sabemos que la clase política es muy dada a repetir muchas veces una mentira creyendo que terminará transformándose en una verdad. Y sin embargo, los canarios no solo no sentimos esa salida de la crisis a la que alude el Presidente sino que no hay visos de que salgamos de ella en los próximos años, a pesar de la buena marcha del sector turístico.

¿Por qué entonces este optimismo del Presidente del Gobierno de Canarias? Al margen de que existe un evidente oportunismo político en presentar como positivo lo que es una ruina total; independientemente de cierta práctica entre nuestros políticos de divulgar cualquier mejora encontrada en indicadores económicos, por ínfima que sea esta, el problema de fondo está en asociar el progreso, el desarrollo o el bienestar, al exclusivo e incesante crecimiento de las principales magnitudes económicas. Un peligroso reduccionismo derivado de la aceptación acrítica de la corriente dominante de la Economía, la llamada teoría económica clásica o neoclásica que sitúa en el centro de su discurso la idea vital de crecimiento económico.

Hemos permitido que estos indicadores se conviertan en el instrumento fetiche de políticos, medios de comunicación o empresarios. Entre ellos destaca el uso del crecimiento del PIB como arma fundamental para medir la supuesta bonanza de una economía. Si este crece, todos contentos porque se vincula a buena gestión, a creación de empleo, a generación de riqueza y, por tanto, a desarrollo y a bienestar. Y sin embargo, el PIB es un indicador limitadísimo que deja fuera de su análisis importantes aspectos de la realidad que deben considerarse, si de lo que se trata es de ser honestos y divulgar una imagen equilibrada de la realidad. Entre esas deficiencias el PIB no contabiliza el deterioro ecológico y ambiental derivado de la propia actividad económica. También deja fuera de su análisis todas aquellas actividades que no pasan por el mercado al no estar valoradas monetariamente (trabajos domésticos, trabajos de cuidados, etc.). Además, no aporta información alguna sobre el grado de distribución del producto que se crea.

Y qué casualidad, en el ámbito de la desigualdad social Canarias ostenta niveles inadmisibles: las cinco personas más ricas del Archipiélago manejan en un año el 4,7% del PIB. El Archipiélago es la cuarta comunidad de España con mayor tasa de pobreza, un 28,4%. 47.000 hogares de las Islas no reciben ningún tipo de ingreso. El 39% de los canarios se encuentran en riesgo de exclusión. En el ámbito ambiental habría que destacar cómo las Administraciones canarias y agentes privados se saltan a la torera la amplia legislación existente al respecto, acortando parajes naturales para permitir el encaje de infraestructuras de alto impacto ecológico o demorando el derribo de muchos edificios e infraestructuras que inclumplen la normativa ambiental más básica. Por no hablar de la deficiente gestión que se hace en el Archipiélago respecto a los residuos producidos, los vertidos de aguas residuales o la contaminanción del aire en las principales zonas metropolitanas de las Islas. En el sector de los cuidados hay que recordar que Canarias fue una de las comunidades que peor aplicó la Ley de Dependencia. Que las Islas son la segunda comunidad autónoma donde más se redujo el número de trabajadores sociales, al tiempo que es la comunidad donde más se incrementó la demanda de Servicios sociales (87%).

En este contexto, hablar en Canarias de todo aquello que no sea de marasmo económico, social y ambiental es una broma de mal gusto, un engaño, una muestra de oportunismo político. Pero es, sobre todo, la constatación de que para valorar el estado de Canarias es preciso utilizar indicadores multidisciplinares, herramientas diversas entre las que el PIB y los indicadores económico sean solo uno más. De lo contrario solo percibiremos una imagen distorsionada de la realidad.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Desigualdad y exclusión, sin lugar en la agenda política canaria


…en una sociedad marcada por el desempleo y la precariedad laboral, no existe una inversión proporcional en formación profesional y laboral. 


A la luz del VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en Canarias, elaborado por la Fundación FOESSA, donde se indica que la crisis ha dejado más de 600.000 personas en situación de absoluta precariedad en las Islas, de las cuales unas 230.000 personas estarían en situación de exclusión social severa, no vamos a repetir eso de que Canarias es, desde el punto de vista social, un gran fracaso. Tampoco vamos a repetir la idea de que la desigualdad es una de las peores lacras que puede azotar a una comunidad (en Canarias, en el periodo 2008- 12 la desigualdad ha crecido un 11% según el informe). Ni siquiera vamos a comentar que semejantes niveles de exclusión social detectados son una bomba de relojería, que terminará por implosionar de un momento a otro y en cuanto las redes de apoyo familiar también revienten (en el periodo 2007 – 13 el riesgo de exclusión social de la población en las Islas asciende al 28,5% según la Fundación).

Y no vamos a mencionar nada de esto porque es una obviedad que salta a la vista, esta crisis se está cebando con las capas más vulnerables de nuestro Archipiélago. Y también es muy cierto que muchos todos aquellos que tenían un empleo, digamos que decente durante la mal llamada década prodigiosa (1996 – 2007), han pasado a engrosar las listas del desempleo. Porque en esta crisis todos menos los que están en la cumbre de la escala social se han visto seriamente perjudicados por el devenir económico y social. Una evolución económico – social muy vinculada a un capitalismo local caracterizado por unos sectores del turismo y de la construcción concentrados en pocas manos y de cuya actividad han resultado impactos relevantes desde el punto de vista medioambiental. Si a eso unimos un caciquismo particular que ha sabido orientar a su favor decisiones políticas de calado, tenemos un caldo de cultivo propiciador de esos inaceptables indicadores de desigualdad y exclusión social.

El Roto
El informe es demoledor y es una herramienta que sirve para mesurar la incompetencia de nuestras autoridades políticas regionales a la hora de resolver problemáticas en los ámbitos del empleo, del consumo, de la política, de la educación, de la vivienda o del aislamiento social. Según el informe todos los indicadores que inciden directamente en la exclusión y la desigualdad en el Archipiélago lo hacen en mucha mayor medida de lo detectado en el resto del territorio nacional. Esto no sorprende porque la desigualdad y la exclusión se atacan en los periodos de bonanza. Y en ese periodo en Canarias se hizo oídos sordos a unos indicadores sociales que tras el boato y la fanfarria del crecimiento a espuertas, crecían sigilosa y corrosivamente.

En el debate sobre la desigualdad y la exclusión social sería interesante conocer si a nuestros políticos autonómicos les llegan este tipo de documentos, utilísimos porque aportan una visión social muy necesaria a su cerrado espectro economicista. A este respecto resulta esclarecedor lo que el actual Presidente del Gobierno de Canarias decía hace ya algunos meses en relación a la desigualdad: Que la pobreza haya aumentado en las Islas en un 21% es un mal dato que tiene mucho que ver con estar doce puntos más lejos de la convergencia con el resto del Estado (…) A la vista está, estamos cada vez más lejos de la igualdad de oportunidades que los canarios merecemos; y no por errores de los distintos gobiernos de Canarias, que han multiplicado esfuerzos a pesar del estrecho margen presupuestario, sino por la ausencia de una verdadera política de Estado con el territorio más alejado y frágil.

No sé si esos esfuerzos a los que hacía alusión el Presidente se refieren a la peor aplicación de la Ley de la Dependencia del Estado español, al desarrollo nefasto de la Prestación Canaria de Inserción o a que aún hoy existan decenas de personas sin tener acceso a la sanidad pública canaria, por poner claros ejemplos que inciden en los indicadores de desigualdad y exclusión social. Cuando un gobierno no admite o no es consciente de los problemas que tiene en su sociedad, tirando balones fuera y sin autocrítica, no puede aplicar medidas correctoras. Y es que la lucha contra la desigualdad y la exclusión nunca ha formado parte de la agenda política del Gobierno regional. Esa es la triste realidad y de ahí vienen los resultados.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Arquitecturas del tráfico en Canarias.


Gregorio Guadalupe (Viceconsejero de Infraestructuras del Gobierno canario) dejó claro que estas nuevas carreteras serán las últimas que se construyan y que luego debe apostarse por el transporte público. Diario de Avisos. 13.11.2003. 

Esta ampliación de las autopistas será la última, y llegará el día en que el esfuerzo será mantener las carreteras, no hacer nuevas. Ricardo Melchior. Diario de Avisos. 28.09.09. 

Debemos empezar a pensar en términos del abandono de todos los planes ingenieriles para acomodar un tráfico creciente. En lugar de ello, debemos empezar a concebir planes para contenerlo. E. J. Mishan. Los costes del desarrollo económico. 1967. 

En octubre del año 92 desembarcó en Tenerife la cadena de hipermercados Alcampo. Sus primeras instalaciones se situaron en La Laguna, a la altura de la salida de Las Chumberas de la Autopista Norte TF-5. Con posterioridad, en el 96 se inauguró la autovía TF-2 que enlazaba Las Chumberas con Santa María del Mar. La infraestructura, vendida como una moderna vía que permitiría enlazar la Autopista Norte con la Sur TF-1 en menor tiempo, permitió la revalorización de terrenos en los barrios de Las Chumberas, Los Andenes, El Sobradillo, Tincer o Barranco Grande. A lo largo de su trazado se construyeron desde los primeros años noventa diferentes centros deportivos, promociones inmobiliarias varias, otras grandes superficies comerciales y se diseñaron más centros de ocio y esparcimiento. Con el paso del tiempo, toda esa área se constituyó en una zona comercial, de ocio y residencial segregada del casco histórico de La Laguna que tuvo en el Parque Comercial de Guajara su principal foco de atracción.

La operación, perfectamente orquestada desde el Plan Insular de Ordenación y por tanto con la implicación política correspondiente, obviaba por completo los perversos efectos que provoca la segregación espacial de usos urbanísticos. Al aislar espacios residenciales, de ocio y/o comerciales de los núcleos principales de la ciudad (máxime cuando todos esos usos se zonifican en espacios muy concretos evitando la mezcla de funciones urbanísticas), además de extender sus límites con criterios especulativos, se contribuía a estimular el uso del vehículo privado. Sobre todo, cuando dicha planificación, en la línea de la práctica urbanística de la zonificación americana, se efectuaba, como entonces ocurrió, en ausencia de criterios que amortiguaran el tráfico privado que iba a inducir la operación.

Instalaciones de Alcampo en La Laguna. Fotos aéreas de Canarias.
En su diseño, ni se plantearon criterios de reducción de velocidad de vehículos, de ruidos, de contaminación o de ocupación de espacio por vías destinadas al transporte motorizado. Tampoco se impulsaron otros modos de transporte colectivos como alternativa al vehículo privado. Muy al contrario, se suministraron extensas zonas de aparcamiento destinadas a albergar el ingente flujo de vehículos que atraería la operación, y la TF-2 fue catalogada como autovía a pesar de su sinuoso trazado. Entonces, todo quedó cuidadosamente ideado para extender un modelo comercial y de ocio individualista, inextricablemente vinculado al uso masivo del vehículo privado. Los poderes locales se encargaron de identificar este modelo con bienestar y progreso. Acaso por ingresar con demora en esa cultura del hiper, dominante en otras geografías del mundo desarrollado, acaso por la ausencia de una crítica social potente que la cuestionara, el procedimiento se operó con éxito, replicándose en otras zonas de la Isla.

Decíamos que todo quedó trazado salvo los accesos a dicha área que pronto quedaron colapsados. La capacidad de atracción de la zona superó todas las expectativas y ese efecto llamada provocó problemas de retención en el acceso de Las Chumberas existente por aquel entonces. Consecuencia normal cuando se concentran en un lugar grandes áreas que aglutinan gran dosis de actividad económica y ciudadana, no correspondida por una dotación de vías de entrada y salida con suficiente capacidad en amplitud y modos de transporte alternativo. A finales de los noventa se inició la remodelación de ese acceso. La obra, enmarcada en la reforma general de la Autopista del Norte TF-5, buscaba mejorar la accesibilidad en toda la conexión de Las Chumberas, así como separar el tráfico de unión de la TF-5 con la TF-2. La obra terminó de gestarse alrededor del año 2002.

Como era de esperar la zona siguió creciendo en equipamientos comerciales y de ocio hasta bien entrado el presente siglo. Pues bien, ahora, según el Consejero Insular de Carreteras, José Luis Delgado, Tenerife tiene un problema (otro) en algunos de los enlaces de entrada y salida a la TF-5. Los enlaces problemáticos son los situados entre Guamasa y el Hospital Universitario de Canarias, entre los que se encuentra la citada conexión de Las Chumberas que da acceso al Parque Comercial de Guajara. El Consejero dice que muchos de estos enlaces provocan retenciones que habría que solucionar mediante su reordenación. Terrible vocablo puesto que a buen seguro no supondrá solo una recolocación del flujo del tráfico circulante conforme a un plan, que es lo que invita a pensar el término. Tras este eufemismo se oculta la verdadera intención; proporcionar nuevas infraestructuras viales ahondando en un modelo económico superado, el basado en el trinomio infraestructuras - especulación - construcción. El documento vertebrador de la intervención estaría aún en gestación, pero ya se avanza que se pretende duplicar el carril de entrada hacia la zona del Parque Comercial de Guajara o enlazar directamente la Vía de Ronda con la TF-2.

No negamos que exista un problema de retenciones en los enlaces a la TF-5. Lo que mantenemos es que es consecuencia de una política de movilidad perversa que ha perseguido, desde siempre, solucionar la problemática del tráfico en las Islas, y en concreto en Tenerife, desde la perspectiva de la oferta. Esto es, se procuran nuevas vías, se duplican carriles, se crean nuevas áreas de servicio, se construyen pasos elevados, se proyectan rotondas cada vez más gigantes, etc., sin que estas presuntas soluciones minoren realmente las retenciones y la ubicuidad del automóvil.

TF-5 y Conexión con la Vía de Ronda. Fotos aéreas de Canarias.
En el año 2002, el entonces Viceconsejero de Infraestructuras del Gobierno de Canarias, Gregorio Guadalupe, parecía reconocer el error de creer en un urbanismo de carreteras. Una autocrítica que el paso del tiempo y los hechos se han ocupado de desmentir. Canarias hace tiempo que abrazó el obsoleto paradigma de la arquitectura del tráfico de Collin Buchanan. El paradigma data de los años sesenta y rezaba algo así como que si una ciudad no sirve para el automóvil hay que acondicionarla para acoger su incremento previsto. En Canarias la ciudad es todo el territorio, que se acomoda a discreción por y para la expansión del vehículo privado. Solución tecnocrática, fácil, que no tiene en cuenta el escenario donde se aplica, en una suerte de receta milagrosa.

En pocas palabras, en las Islas se continúa ofertando más infraestructuras que pretenden contener en vano un parque de vehículos en crecimiento al que nadie osa enfrentarse poniéndole coto. Lo que parece recomendable en un territorio limitado como el de nuestro Archipiélago. Porque las infraestructuras viales están lejos de ser neutrales. Su suministro crea mayor demanda de uso por las nuevas opciones que abren, sobre todo en una sociedad donde el uso del automóvil es preponderante. Además, abonan el terreno para continuar optando en el futuro por este tipo de soluciones, basadas en dotar más infraestructuras a un territorio ya saturado de ellas. Esta forma de proceder revela una planificación de la movilidad a espaldas del territorio y de lo ecológico. Nada nuevo a pesar de que nos vendan estas intervenciones con el marchamo de la modernidad y la sostenibilidad.