domingo, 21 de septiembre de 2014

Tramo norte del anillo insular; pura mitología


….sólo la reducción de la demanda de transporte (mediante precios y otras medidas de gestión) puede generar limitaciones significativas de las emisiones de gases de efecto invernadero…. 


Las infraestructuras arrastran consigo una potente carga mitológica (Alfonso Sanz, 2009). Esa carga mitológica está vinculada a la cultura dominante que sitúa el credo del progreso (crecimiento) como la aspiración total de toda sociedad. Entre los mitos de las infraestructuras destacan la de generar un volumen ingente de empleo, proporcionar libertad a la sociedad que la alberga, también desarrollo y hasta bienestar. Con términos tan magnánimos muchas veces se logra sepultar cualquier atisbo de debate, crítica o cuestionamiento que provenga de colectivos que se pregunten por la idoneidad social de las obras, y sobre todo por cómo se justifican desde instancias políticas y empresariales.

El Día
Por eso aquellos que osan criticar la construcción de infraestructuras están destinados a sufrir en sus carnes el desprecio y las descalificaciones de quienes las promueven e impulsan (también de sus acólitos). Al fin y al cabo, poner en solfa el dogma de las infraestructuras supone criticar la correlación de fuerzas presentes en el sistema económico y político dominante. Es decir, implica interpelar sobre la idoneidad del marco institucional que favorece los intereses económicos y políticos de las élites que han propulsado esas obras de ingeniería, frente a los grupos sociales damnificados por las mismas. Supone, en definitiva, cuestionar a qué llamamos progreso, desarrollo o bienestar.

Esta breve introducción nos sirve para entender las razones de tanta pompa en la apertura del tramo norte del anillo insular que discurre en Tenerife entre Icod de los Vinos y El Tanque. La Ministra de Fomento se desplazó a la isla para la inauguración de la obra y junto a ella estuvieron multitud de personalidades de la alta política canaria. La imagen retrotraía a tiempos cercanos en nuestra memoria. A aquella España anterior a la crisis que inauguraba rotondas, aeropuertos, autopistas de pago, AVEs, superpuertos y demás infraestructuras con las que cualquier político quería sacarse la foto pero cuya utilidad real y colectiva, a posteriori, ha sido más bien poca.

Frente a la actitud pasiva y seguidista que mantiene cierta prensa local, glorificando la obra efectuando solo un análisis en términos del tiempo que permite ahorrar respecto de la vía ya existente (entre 14 y 18 min. de ahorro diario en un trayecto de ida y vuelta), es conveniente cuestionar el nuevo trayecto inaugurado desde otros puntos de vista que entendemos más ricos, más plurales y sobre todo por higiene mental:

¿Qué clase de sociedad es aquélla que sitúa en un lugar preferente de su relación de valores el ahorro temporal obtenido frente a las afecciones sociales y medioambientales producidas por la vía? ¿Cuáles han sido los verdaderos objetivos que han movido la construcción de la infraestructura y que no han sido explicitados por sus promotores políticos y económicos? Existe una importante bolsa de terrenos aledaños al nuevo trayecto que se revalorizarán y por tanto serán susceptibles de recalificación (aquí un recorrido a vista de pájaro) ¿Qué negocios inmobiliarios o de otro tipo están pergeñando quienes han ideado el trazado de la infraestructura? ¿Quiénes serán los beneficiarios de los mismos y quiénes los afectados?

¿No supone una pérdida irreparable para Tenerife el volumen de terrenos de cultivo dañados, suelo con gran valor agrícola, natural y etnográfico? ¿Qué importancia otorgamos a la pérdida de esas bolsas de terreno de calidad en un territorio limitado donde escasean, cada vez más, este tipo de tierras? ¿Se ha valorado lo que supondrá para los residentes la ruptura de los vínculos de vecindad que imprime el trazado a lo largo de sus 12 Km.? ¿Cómo? ¿Son menos importantes esas relaciones de cercanía construidas durante tanto tiempo frente al ahorro de tiempo? ¿Cómo se justifica?

¿Qué podemos decir del discurso ecologista y ambientalista utilizado últimamente por el Gobierno de Canarias, al detectar que el recorrido de este tramo pasa por encima del límite norte de la Reserva Natural Especial del Chinyero, cuya extensión se redujo mediante una disposición para que la autovía pudiera construirse? ¿Los promotores de la obra se han percatado de los daños materiales que provocarán potenciales accidentes, el ruido o la contaminación que insuflará el transporte motorizado sobre la zona? ¿Qué papel juegan estos inconvenientes a la hora de valorar la idoneidad de la intervención? ¿Se han valorado correctamente las ventajas de esta obra o se han obviado los efectos contraproducentes sobre el ámbito social y ambiental de la zona?

¿Se soluciona el problema del tráfico en la Isla con esta obra? ¿No supone posponer su solución efectiva y además asegurar la aplicación de un determinado tipo de intervenciones basadas en el mismo modelo; construir más vías, ampliar las ya existentes, proyectar más rotondas o pasos elevados,…? ¿Se puede atacar la problemática del tráfico desde otros puntos de vista basados en la creación de cercanía y proximidad, potenciar un transporte colectivo y público, reducir el uso del vehículo privado…? ¿Interesan esas soluciones reales a nuestros políticos? ¿Las permite nuestro marco institucional?

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