miércoles, 2 de julio de 2014

La economía extractivista de Jorge Marichal


…desde mi punto de vista la pregunta no debería ser petróleo, ¿sí o no?. La pregunta sensata sería petróleo, ¿para qué? 


En un encuentro informativo junto con la directiva de Ashotel, el presidente de la patronal hotelera, Jorge Marichal, se despachó a gusto sobre asuntos candentes de la realidad canaria. Unas declaraciones que luego matizó pero que aún así merecen algunos comentarios.

Resulta llamativo que en relación al asunto de las prospecciones el Sr. Marichal manifieste que no tiene una postura clara y, sin embargo, sugiera que podría aceptarlas si los beneficios derivados de la extracción de petróleo se destinan a la promoción turística del Archipiélago y a crear una potente industria turística. En realidad no es llamativo puesto que Ashotel es un lobby que defiende los intereses de las organizaciones que lo integran, todas ellas vinculadas al modelo turístico que impera en las Islas. Hábilmente el responsable de la asociación hotelera deja fuera del debate otros elementos de vital importancia para el conjunto de la sociedad canaria como el ecológico, el social o incluso el económico, al ignorar la idoneidad de apostar por un cambio radical en el modelo productivo de las Islas basado en renovables. En la visión de Marichal lo ideal sería la explotación intensiva de los hidrocarburos que se encuentren y destinar sus réditos en los sectores y actividades que precisamente defiende su lobby. Muy generoso de su parte.

Hay una gran cantidad de informes, estudios y debates organizados por muchas plataformas ciudadanas que han informado desinteresada y honestamente. Utilizan argumentos solventes sobre los pros y los contras de las prospecciones y la instalación de una potencial industria del petróleo en el Archipiélago. Si el Sr. Marichal no se ha informado es porque no quiere. ¿O está esperando un informe completo, independiente y veraz del Ministerio de Industria y Turismo?

Edward Burtynsky
Si se informara podría entender que el debate petróleo sí o no, está bien planteado, puesto que nos pone en la disyuntiva de continuar con este modelo basado en los combustibles fósiles o trabajar conjuntamente para alcanzar la liberación de la sociedad mundial de toda una estructura monopolística, el Poder Petrolero, que ha consolidado su poder omnímodo a lo largo del último siglo, y ha señoreado la economía mundial. Él es quien lo enfoca mal al vincular la industria de los combustibles fósiles a la creación de puestos de trabajo en las Islas, como si se tratara de un nuevo El Dorado, tal y como han hecho Respsol o el propio Ministro de Industria y Turismo. Si se informara, repetimos, el Sr. Marichal comprendería las disfuncionalidades que economías extractivistas como las de Dubai y los Emiratos árabes mantienen en su seno por vincular el impulso de determinados sectores estratégicos a la extracción de petróleo, sector que obviamente dirige y controla una élite minoritaria al margen de todo control democrático. El extractivismo, esto es, la extracción y apropiación particular de riquezas naturales para generar rentas, no es nada nuevo, existe en numerosos países latinoamericanos y africanos con consecuencias nefastas para su gente; militarización de sus espacios, incremento de la desigualdad social, corrupción, abandono de sectores estratégicos de primera necesidad, puesto que con mucha probabilidad será más barato importar alimentos, por ejemplo, que producirlos, creación de una élite de gran poder alrededor del sector petrolero, etc. Postextrativismo: alternativas a un modelo agotado es un completo dossier sobre este asunto que recomendamos leer al Sr. Marichal. Dudamos que lo haga.

Dice Marichal que la instalación de plataformas petrolíferas frente a las costas canarias no reducirá el volumen de turistas que llegan a las Islas. Argumenta que hay otros destinos turísticos en el mundo en los que los visitantes conviven con estas instalaciones y no pasa nada. Probablemente tenga razón, no dejaremos de viajar a Lanzarote o Fuerteventura a pesar de que tendremos que soportar una instalación petrolífera a menos de 60 Km de sus costas mientras disfrutamos de sus playas. Pero olvida el señor Marichal que lo que se discute no es si el número de turistas se reduce por la llegada de las plataformas, sino el riesgo de accidente y las consecuencias irreversibles que conllevaría para el Archipiélago perforar el lecho marino a un nivel tan profundo, así como ubicar toda un sector económico alrededor de los combustibles fósiles en las Islas en el caso de que se encuentre petróleo.

Asimismo, Marichal solicita que el asunto de las prospecciones se despolitice, como si la politización de los conflictos fuera perjudicial para alcanzar una solución. Cuando el ciudadano se siente atropellado por determinadas decisiones políticas que se toman con opacidad, sin su consentimiento y con engaños, es lógico y conveniente que la gente se movilice y proteste. Lo contrario delataría a una sociedad pasiva e indiferente, sin intereses. Deberíamos celebrar la reacción de esta ciudadanía que ha puesto en solfa determinadas decisiones políticas y además ha aportado alternativas solventes a las mismas.

En otro orden de cosas hay que decir que las Islas Canarias se caracterizan por tener un territorio peculiar con una belleza singular seguramente muy apreciada y valorada por la gran mayoría de turistas que arriban a las Islas. Someter a las playas de Tenerife a un proceso de “embellecimiento” basado en sustituir su natural arena negra por arena rubia, además del impacto ecológico que implicarían dichos cambios, supondría homogeneizar un paisaje excepcional y extraordinario que el turista puede encontrar en otras partes del mundo a un precio más competitivo. Máxime cuando en Canarias ya hay suficientes playas de arena rubia. ¿Tiene sentido esta propuesta? ¿Los turistas demandan realmente playas de arena rubia? ¿Queremos convertir las Islas en un territorio uniforme a los grandes centros de atracción turística? ¿Qué perfil de turista tiene un impacto mayor en la economía de las islas, el que la valora tal como es o el que espera encontrar lo mismo que encontraría en Tailandia, México o California?

Del mismo modo, cobrar a los turistas por entrar a determinados espacios naturales una tasa ajustada con arreglo a criterios económicos y ecológicos consensuados democráticamente entre todos los interesados, no tiene por qué perjudicar al sector turístico. Hay experiencia en el mundo sobre esto. Y en Canarias desde hace años el Parque Nacional de Timanfaya en Lanzarote cobra una tasa a quien quiera visitarlo y continúa siendo uno de los enclaves turísticos más visitados de España. Los recursos obtenidos de esa potencial tasa ecológica podrían revertirse en la mejora y protección real de los espacios turísticos. Estamos seguros que el turismo de calidad entiende esa necesidad. Lo que no es fácil de entender es que se quiera seguir con un modelo turístico insostenible del que se benefician unos pocos en las Islas Canarias.

La patronal hotelera debería adoptar una postura sin fisuras de defensa del territorio y medio ambiente de las Islas porque de su efectiva protección y amparo legal depende que Canarias pueda ofrecer un turismo de alto nivel y de calidad. Sector, el de las renovables, en el que hay muchas posibilidades de crecimiento, mejora de las condiciones laborales y creación de empleo para la economía canaria. Y de eso sí que nos beneficiamos todos. ¿Tiene sentido añadir más riesgos de desastre ecológico, económico y social a los ya presentes en las Islas? Creemos que no.

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