viernes, 9 de mayo de 2014

Nos sobra energía, sí.


Cambiar el modelo energético en el sentido que necesitamos (descentralización, democratización y apuesta por las energías limpias) no es fácil, y además requiere un esfuerzo colectivo. Este esfuerzo debe ir dirigido a reducir el derroche, a promover iniciativas de producción y gestión renovables y a pequeña escala, y también a posicionarnos como firmes contendientes en la lucha política por rediseñar el marco normativo, ahora creado al servicio del único contendiente de peso que cuenta con el apoyo del gobierno: las eléctricas.

Canarias es apta para generar energía por métodos renovables y limpios. Esto es un hecho incontestable lo diga Jeremy Rifkin o no. Sus privilegiadas condiciones paisajísticas, naturales y climáticas así lo atestiguan. También lo corrobora el hecho de que en las Islas es mucho más barato producir con energías renovables que con fósiles, que soportemos un intolerable sobrecoste adicional por producir electricidad con fósiles, que mantengamos una elevada dependencia energética del exterior sin que haya visos de cambio…Todo ello, en un contexto en el que la producción de energías renovables en 2013 en el sistema eléctrico peninsular, cubrió el 42% de la demanda y que durante el primer trimestre de este año ya se ha superado el 50%. Sin embargo, siendo optimistas aquí seguimos en un exiguo 8%.

El impulso de la energía renovable y limpia es cada vez más un problema político que técnico o económico. Por esas razones, nos sobra energía, lema de la convocatoria que Ben Magec y la plataforma por un Nuevo Modelo Energético en Canarias han previsto organizar mañana día 10 de mayo en las diferentes islas. La propuesta pretende formar una cadena humana que simbolice el rechazo social a las prospecciones petrolíferas, que el gobierno del PP y el lobby energético y empresarial que les secunda pretenden acometer en breve plazo.

Con su retórica oficial, el Gobierno regional, que dice estar en contra de las prospecciones al tiempo que exige al Gobierno Central que considere su opinión al respecto, referéndum mediante, se dedica de forma opaca y a espaldas de la participación de colectivos sociales y ecologistas, a modificar el marco institucional para facilitar la introducción del gas natural en las Islas. A este comportamiento, inadmisible por contradictorio y falso, tributario de mezquinos intereses empresariales y alejado del bien común que beneficia al ciudadano, hay que confrontar una contundente movilización ciudadana.

Por eso, acertadamente, la iniciativa de mañana no solo aspira a denunciar una vez más las perforaciones frente a Canarias. Los colectivos organizadores también quieren visibilizar la necesidad de que el Archipiélago haga una apuesta firme y decidida por las energías limpias. Y esa es la gran baza que tenemos los ciudadanos de a pié, porque hoy se puede y se debe hacer política sin necesidad de estar en las instituciones. Nosotros los ciudadanos tenemos que jugar empujando a los poderes políticos y económicos a que orienten sus decisiones y sus políticas hacia una realidad fuera de dudas; la de construir un modelo de convivencia ecológicamente sostenible debatido entre todos y sin partidismos.

Dejar este asunto en manos exclusivas de los profesionales de la política supone estar al albur de las servidumbres de los actuales partidos políticos; impermeables a las demandas ciudadanas; proclives a satisfacer los intereses empresariales; prestos por asignar a cargos bien remunerados a sus acólitos que aceptan las reglas del juego del aparato; y ante todo embaucadores profesionales en época electoral, sea esta en el ámbito europeo, nacional o autonómico.Un cambio de modelo energético basado en la eficiencia, en el ahorro y en las energías renovables es una tarea titánica puesto que no solo supone transformar los modos de generación energética actuales. En esencia supone modificar las bases del sistema económico capitalista lanzando una bomba en su línea de flotación; la que cuestiona que podemos seguir extrayendo de forma ilimitada recursos para posibilitar un consumo desaforado y sin límite alguno.

Un reto de esta envergadura sobrepasa las capacidades de cualquier partido político u organización empresarial. Y por supuesto no se conseguirá mediante oportunistas eslóganes electorales que pretenden capitalizar demandas de colectivos ciudadanos sin contar apenas con ellos. Un desafío que no cabe, ni se debe afrontar en solitario. Esta tarea, implica involucrar e incluir al mayor número de agentes sociales y ciudadanos, y exige profundizar en los procedimientos democráticos vigentes. Demanda, en esencia, algo tan básico como contar con la gente para satisfacer sus necesidades más perentorias con el bienestar como logro. Los actuales actores de la escena política y económica no lo harán. Esto solo lo podemos conseguir si somos capaces de activar esa otra energía que también nos sobra en Canarias: la energía ciudadana.

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