miércoles, 28 de mayo de 2014

Bipartidismo; tocados pero no hundidos


…existe un ‘voto indignado’ que no encuentra expresión en ninguna opción electoral existente en España hasta la fecha, grande o pequeña 


La gente está harta de que le tomen el pelo en la política, de que los políticos y los partidos que les agasajan hagan promesas que luego no pueden cumplir. Las personas están hasta las narices de la corrupción, de injusticias, de que siempre paguen los platos rotos los mismos. El ciudadano medio está desencantado con esta Europa de la austeridad impuesta y no argumentada. La multitud está, en fin, hastiada de que los responsables políticos se tomen tan poco en serio la democracia. Por eso en las elecciones europeas celebradas el pasado fin de semana la abstención fue una vez más la protagonista. Y por eso se castigó tan duramente al bipartidismo, premiando otras opciones políticas minoritarias que han irrumpido con fuerza en el panorama político europeo.

El Diario.es
Pero el bipartidismo no está hundido y menos con semejante nivel de participación. Las elecciones europeas no son lo mismo que las generales o las autonómicas. El régimen electoral que rige los comicios europeos permite la proporcionalidad total de los votos, algo que en las próximas autonómicas y generales no sucederá. El sistema político que rige en España se encargará de subrepresentar a las formaciones que pretendan sanearlo. Ya conocemos las argucias que la ley electoral posibilita en beneficio, dicen, de la gobernabilidad y en detrimento de la proporcionalidad. En el caso concreto de Canarias esas argucias se convierten en atropellos.

Por otra parte, ante la magnitud del batacazo (PP y PSOE han sumado menos del 50% de los votos totales y en Canarias CC también ha quedado tocada) los aparatos de los partidos políticos se pondrá a trabajar a pleno rendimiento a partir de ahora. Y los engranajes de los partidos han demostrado sobradamente su eficiencia. Una efectividad mayúscula para reconducir la situación poniendo en marcha la maquinaria de las promesas y las embaucadoras iniciativas preelectorales. También los mensajes halagadores en los medios de su cuerda o en la activación de sus redes clientelares al vislumbrar la celebración próxima de comicios. Al mismo tiempo se afanarán en ocultar o parchear deliberadamente una realidad que es crítica para la gran mayoría de la población. Todo eso calará.

Por eso es más importante que nunca que seamos capaces de ensamblar una propuesta política que agrupe mayoritariamente a los colectivos que están siendo los damnificados de esta crisis. No sé si esa propuesta debe llamarse frente común, confluencia o sinergia pero se debería llegar a algún tipo de pacto común que sitúe en el centro de la política a las personas; que escuche con atención las demandas de los movimientos sociales (hoy son los actores con mayor capacidad de transformación política); que facilite la participación ciudadana en los asuntos que más les conciernen; que sea transparente y limpio de toda ambición particular que no sea la de construir una sociedad más solidaria, igualitaria y ecológica.

Una propuesta inclusiva y transversal, capaz de seducir a gente de cualquier preferencia política porque la dicotomía derecha e izquierda está superada ante el empuje de una élite política y económica que solo persigue su propio bienestar. Las recientes elecciones europeas han demostrado que la gente está huérfana de una propuesta política en estos términos. Existe un enorme caladero de votos en ese espacio político denominado abstención y que resulta mayoritario en todas las convocatorias.

Agrupar a muchas personas y colectivos con diferentes preferencias en una opción política y social plural es un proceso complejo que pondrá a prueba a todos, nadie dijo que la verdadera democracia era un camino de rosas. Pero del verdadero ejercicio democrático depende que resolvamos conjuntamente el desaguisado que algunos indeseables nos han organizado, y del cual se están lucrando a costa de todos los demás.

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