miércoles, 27 de noviembre de 2013

La vacuidad de los discursos políticos


El presidente ha lamentado también el auge “perverso” de la construcción en los años anteriores a la crisis, ya que muchos jóvenes abandonaron la formación por salarios elevados y ahora eso supone un “lastre importante” para su reincorporación a la vida laboral


Los que estuvieron presentes en la jornada de inauguración de la Semana de las Enseñanzas Profesionales 2013 en Gran Canaria pudieron certificar una vez más el nivel de hipocresía y cinismo lanzado en los discursos políticos. En el evento de apertura estuvieron como ponentes Paulino Rivero y José Miguel Pérez, Presidente y Vicepresidente del gobierno canario. Estos no escatimaron en enumerar obviedades; que si reconocimiento institucional a la labor de los profesores en un contexto de escasez de recursos y polémica educativa; que si el trabajo de este colectivo es enorme porque permite a mucha gente aprovechar oportunidades; que si la formación es clave para explotar las nuevas oportunidades de la economía canaria; que si lamentos por el auge excesivo de la construcción en los años previos a la crisis….Discursos todos ellos políticamente correctos, donde la autocrítica está ausente y la dosis de sentimentalismo es alta. Aquí ya hablábamos de la inanidad y falsedad de esos discursos y la evidente contradicción con las decisiones que finalmente se toman.

Desconocemos si estas homilías son preparadas por su equipo de asesores o son cosecha propia. Es algo que siempre nos hemos preguntado, si los políticos se creen los alegatos que lanzan en cada acto público o si lo toman como un simple trámite que deben cumplir porque, en el fondo, el contenido de los mismos les resbala. En cualquier caso, resulta inevitable sentir vergüenza ajena cuando escuchas al Presidente y Vicepresidente de la autonomía canaria hablar sobre educación, empleo y oportunidades en cualquier foro en el que tienen que estar por protocolo, porque les invitan o porque les da la santa real gana.

Y sentimos indignación porque adoptan una y otra vez una posición tan desprendida sobre los temas objeto de sus discursos que parece que la realidad no va con ellos. Parecen vivir en un espacio paralelo donde todo es ideal y de color de rosas. Como si acabaran de aterrizar en sus puestos respectivos de responsabilidad y se encontraran de frente con el desaguisado. Como si la penosa situación actual no fuera consecuencia de sus propias decisiones tomadas durante años. La clase política en general pero en particular la canaria, ha llegado a un nivel de cinismo y desidia que cuando hablan se refieren a los problemas que afectan al ciudadano como algo extraño a ellos mismos. Una pena porque su fingimiento contribuye en buena medida al desprestigio de la política, justo en un momento donde hace falta más política que nunca para salir del atolladero en el que nos han metido.

Cuando nuestros políticos hablan de oportunidades, empleo y formación ¿de qué hablan realmente sino de su propio fracaso como gestores de la cosa pública dada la situación de deterioro en las Islas, precisamente, del empleo, las oportunidades o la formación de los canarios? ¡Pero si son ellos los que han recortado en educación! ¡Son ellos los que no garantizan la igualdad de oportunidades porque son incapaces de quebrar el círculo vicioso que va de la desigualdad social a las diferencias educativas! ¡Son ellos los que crearon por acción u omisión el monocultivo productivo basado en la construcción y el turismo de masas en las Islas! ¡Son ellos los que han dejado de avanzar en políticas alternativas factibles, más democráticas y más inclusivas!

Hay quienes piensan que escuchar a nuestros políticos hoy es un acto de autoflagelación. Pero si hemos llegado a ese pensamiento es porque los políticos y los que están tras ellos nos han vencido en la guerra de convertir la política en un espacio personal de aprovechamiento privado, tal y como demuestra la corrupción estructural que hoy campa a sus anchas. Nosotros nos negamos. Más que nunca, hoy resulta básico desmontar sus palabras y sus intenciones si queremos reclamar, no ya otros políticos, sino otro tipo de política. La que se hace hoy solo crea malestar.

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