sábado, 29 de junio de 2013

Desigualdad y pobreza en Canarias (y IV)


El actual modelo de financiación autonómica es fruto del PSOE y CC. 

El consejero de Economía y vicepresidente de Canarias, José Manuel Soria, ha hablado de "apoyo crítico". 

Rivero utiliza la caída de la financiación autonómica, la reducción de la inversión pública y la retirada de la aplicación de diferentes incentivos económicos del REF como arietes contra el gobierno central para exigir un trato justo con las Islas. Pero sin quererlo, lo que está haciendo el presidente es señalar dos de las principales problemas que presenta Canarias y que están en la base de la generación de desigualdad y pobreza en la región.

Suja´13
En primer lugar, una desmesurada dependencia de la economía del archipiélago del capital público (ya sea este nacional o europeo) y de las decisiones vinculadas a la inversión en infraestructuras y actividades inmobiliarias. Ciertamente, la financiación autonómica se ha reducido en los últimos años. Incluso es muy posible que desde el gobierno central se estén empleando todo tipo de mecanismos políticos, financieros y legislativos, para dificultar la gestión del grupo de gobierno que arrebató al PP canario la jefatura del ejecutivo que este había ganado en las urnas. Pero una economía sana compensaría la insuficiencia de financiación pública con una iniciativa privada dinámica y solvente, capaz de crear empleo de calidad. No es el caso. Se opta por convertir la falta de financiación en un victimismo que raya lo obsceno, y prueba que lo que importa al mando canario es la defensa a ultranza de los intereses de la clase dirigente que ha sido receptora de esa financiación pública. Recordemos, además, que el ejecutivo de CC-PP aprobó en el 2009 el modelo de financiación autonómica propuesto por el gobierno del PSOE con Zapatero. Ese modelo de financiación recibió, además, el apoyo crítico del PP regional, en palabras de José Manuel Soria, por entonces vicepresidente de Canarias.

Los tres partidos, que han alternado sus papeles a lo largo de los últimos años son parte del problema y no de la solución de la desigualdad y la pobreza en la región. Una discusión entre administraciones que, además, está siendo convenientemente aderezada con las dosis de nacionalismo que tan bien utiliza Coalición Canaria. De lo contrario a qué vienen los debates sobre la residencia y el empleo o sobre la reforma de la Constitución para encajar el hecho diferencial canario que CC saca al palco mediático cuando le interesa. Lo que de verdad interesa conocer a los canarios es ¿Cómo se han distribuido todos esos recursos públicos de los que Canarias ha sido beneficiaria a lo largo de los últimos 15 años? ¿Quiénes han sido los receptores principales de los mismos? ¿Por qué no se han invertido en actividades estratégicas de fondo después de un debate público, democrático e inclusivo? Es ahí donde se pueden encontrar las causas de la desigualdad y la pobreza en las Islas.

En segundo lugar, Canarias cuenta con una legislación que, o bien no se cumple deliberadamente para beneficio de algunos (PGO fraudulentos, catálogo de especies protegidas), o bien no garantiza el incentivo necesario para que florezcan las potencialidades reales del archipiélago (energías renovables, sostenibilidad, turismo de calidad, transporte colectivo, autoconsumo, etc.). ¿Es la nueva legislación del REF una herramienta para que Canarias oriente su desarrollo económico y social por otras vías alternativas o es un instrumento estratégicamente diseñado para seguir consolidando los privilegios de los principales grupos de poder económicos?

En el fondo lo que nos está pidiendo el Sr. Rivero denunciando la presunta ausencia de una política de Estado con el territorio más frágil y alejado, es que Canarias continúe transitando por los mismos derroteros económicos de las últimas décadas. Lo que significa mantener los mismos condicionantes que han influido en que la pobreza y la desigualdad hayan pasado a ser características definitorias del modelo social del archipiélago. Lo que es lo mismo que querer seguir manteniendo el esquema de privilegios, connivencias y prebendas que gozan algunos a costa de la gran mayoría de los canarios. Existen varias formas de paliar las desigualdades y el incremento de la pobreza en un territorio donde su modelo productivo genera tantas disparidades. Pero la condición inicial es tener voluntad política para combatirlas abandonando un sistema de base capitalista para abrazar un sistema alternativo basado en la economía solidaria, la cooperación y la sostenibilidad ambiental.

La primera y más inmediata exige recuperar nuestras principales actividades de generación de riqueza, evitando que el valor creado escape del territorio insular. Si la riqueza que se genera se quedara en el archipiélago se fortalecería el débil mercado interno al tiempo que se potenciaría la economía local. Sería conveniente recuperar las actividades que permitieran a las Islas ganar en autonomía. Las actividades agrícolas donde Canarias tiene ventajas son un buen ejemplo. Posibilitaría que el archipiélago ganara en autonomía alimentaria al tiempo que se embellece el paisaje, materia prima fundamental de un verdadero y potencial turismo respetuoso con el territorio (y de calidad) sobre el que se debería profundizar. Canarias también podría ser pionera en actividades relacionadas con el establecimiento de una economía en transición, baja en carbono y basada enteramente en energías renovables. Cuenta con los recursos para ello, es un nicho de empleo jugoso y podría servir de paradigma para la construcción otro tipo de mundo.

A medio plazo es imprescindible impulsar políticas reales y efectivas de redistribución de la renta centradas en equilibrar las diferencias sociales. Pero lo cierto es que el sistema fiscal de Canarias parece más preocupado en consolidar su función recaudatoria, como lo prueba, por ejemplo, las subidas del IGIC, un impuesto indirecto que afecta por igual a todos los ciudadanos. Al mismo tiempo el archipiélago cuenta con un sistema escasamente progresivo y donde la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida es más bien nula. También es vital contar con un sistema de servicios sociales que proporcione cobertura suficiente a sus ciudadanos. Canarias dedica a este concepto solo el 0,65% de su PIB, muy por debajo de la media estatal. El archipiélago es la segunda comunidad con peores servicios sociales de España y la cuarta que más ha recortado su gasto en los últimos 4 años. Tampoco es de extrañar que hace dos años nuestro archipiélago recibiera la puntuación más baja en la aplicación de la Ley de Dependencia.

A largo plazo, el método más claro para combatir la desigualdad y la pobreza es contar con un sector educativo solvente que proporcione la formación que demanda el mercado a su fuerza laboral; un sector sanitario de calidad, con cobertura universal e igualitaria para todos y que garantice unos niveles de salud pública elevados; un sistema de pensiones eficiente que retribuya adecuadamente a la fuerza de trabajo que abandona el mercado laboral y le permita mantener un nivel de consumo digno y acorde con su vida laboral. Pero Canarias no es ejemplar en ninguno de los tres campos mencionados. Recordemos que Coalición Canaria no evitó la decisión de Zapatero de congelar las pensiones en 2010. El sistema sanitario canario es de los peores valorados en España según algunos estudios. Y sobre el sistema educativo canario la OCDE admitía que requería serios cambios 2 años antes de los brutales recortes aplicados con motivo de la crisis.

Hay que derribar varios mitos pacientemente construidos por los que se benefician de ellos. Y uno es el que afirma que creciendo más se distribuirá la riqueza entre todas las capas de la sociedad por el efecto goteo. Canarias ha vivido una prueba más de que este supuesto axioma es falso; hemos conjugado el mejor mes de mayo en la última década, desde el punto de vista turístico, con el hecho de ser la única comunidad autónoma donde creció el desempleo registrado en ese mismo mes en toda España. Una muestra más de que volvemos hacer campeones nacionales de la miseria echando balones fuera.

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