jueves, 2 de mayo de 2013

¿Huelga general en Canarias? Mejor más unidad ciudadana


Respetamos profundamente al colectivo sindical. Nos parece que han sido un agente del cambio esencial en la sociedad de gran parte de los pasados siglos XIX y XX. Una sociedad sin un movimiento obrero y sindical fuerte daría como resultado un modo de organización social con unas condiciones laborales que lesionarían los intereses de los trabajadores y, por tanto, una sociedad más desigualitaria, desequilibrada y con menor grado de bienestar. Los sindicatos como organizaciones sociales deben continuar jugando un importante papel decisor en la configuración de esta sociedad y también de la que viene.

Ahora bien, esto no es óbice para que reconsideren su posición en el contexto actual y reflexionen profundamente sobre su creciente deslegitimación, una de las consecuencias de la presente coyuntura que se ha convenido en llamar crisis pero que es una clara estafa que ya dura más de 5 años. Una deslegitimación resultado de su falta de cintura a la hora de abordar el creciente deterioro del mercado laboral cuando estalló en España el boom inmobiliario, en marzo de 2008. Su conservadurismo extremo, sus estructuras jerárquicas anquilosadas y poco proclives al cambio o su autoproclamación, en numerosas ocasiones, como los verdaderos y únicos defensores de una sedicente izquierda política que de forma subrepticia (y no tanto) maniobraba en las instituciones para continuar apuntalando un sistema capitalista que lesionaba los intereses del trabajador, explican buena parte de su deslegitimación.

En ese proceso de pérdida de representatividad ha jugado un papel fundamental su falta de competencia para establecer lazos de conexión con otros agentes de la sociedad igualmente esenciales, como el colectivo de autónomos o los pequeños empresarios, damnificados, también, de un sistema económico y social absolutamente devastador y con los que se podrían crear alianzas para mejorar el bienestar de todos. El sistema es uno pero todos, en mayor o menor medida, somos sus víctimas. También ha influido su escasa capacidad para sondear nuevos paradigmas laborales como el reparto del trabajo, los nichos de empleo en el sector medioambiental, la colaboración con otros agentes para expandir empresas de tipo cooperativo, espacios económicos autogestionados o comunitarios, fuera de las estructuras capitalistas. Factores, todos ellos, de aplicación a los sindicatos canarios cuya falta de crédito se ha visto agravada, quizás, por un seguidismo acrítico hacia los sindicatos nacionales por parte de sus sucursales regionales y por la ausencia de foco en el principal problema laboral canario, el desempleo que registran sus jóvenes que supera el 70%.

En este contexto, explicado de forma muy resumida, los sindicatos canarios que integran la plataforma sindical unitaria (UGT, CC.OO, Intersindical Canaria, FSOC, STPA Canarias, STEC, COBAS, USO, Sindicato de la Elevación y Colectivo Independiente Guaguas) han convocado una huelga general contra el gobierno canario. Dos son las razones que inspiran esta convocatoria; la elevada tasa de desempleo en la región que arroja la EPA del primer trimestre de 2013 (34,27%), y el hecho de que el gobierno de Canarias tiene responsabilidades directas en el incremento de dicha tasa por tener transferidas las competencias en materia de empleo.

Que existen razones para una masiva huelga general en las islas es una perogrullada. No solo existen sobrados argumentos sino que llevan existiendo desde hace mucho, incluso antes de la presente crisis. Recordemos que la tasa de desempleo, medida según la EPA, mantiene una tendencia creciente desde el segundo trimestre del año 2007. ¡Qué felices éramos cuando la tasa de desempleo tocaba fondo en Canarias en el 9,78% de aquel trimestre de 2007! Sin embargo, los sindicatos eran conscientes del monocultivo económico que se practicaba y continúa practicándose en las islas. Un modelo económico que ha generado unas condiciones laborales basadas en salarios de los más bajos del territorio peninsular, alto grado de precarización y temporalidad, una economía sumergida creciente y una oligarquía empresarial captadora de rentas, poco innovadora, con una influencia excesiva sobre la clase política y que conspira continuamente para reducir los espacios de competencia en sus mercados, además de pretender transformar sus intereses particulares en interés general de todos los canarios.

Con franqueza, cuando hemos escuchado esta convocatoria, que sin duda apoyaremos porque creemos en la movilización, nos ha entrado un enorme sentimiento de desazón. ¿No resulta un tanto extemporánea esta convocatoria? ¿Por qué ahora y no hace 3 años, o incluso hace 5? Ni siquiera han sido capaces de proponer una fecha concreta y clara. Incluso, después de anunciar la convocatoria han rebajado sus expectativas diciendo que la huelga general en Canarias es solo una posibilidad. ¿Estaban midiendo sus fuerzas con motivo del 1º de Mayo? Por favor, no estamos para juegos, Canarias está en una situación de emergencia social.

Después de varias huelgas generales en España ¿Han logrado evitar los sindicatos la imposición por parte de este gobierno y del anterior de una legislación laboral extremadamente beligerante con los intereses de los trabajadores? ¿De verdad consideran los sindicatos canarios que con más del 34% de desempleo en el archipiélago, piensan obtener un seguimiento masivo en un escenario donde la gente tiene miedo de perder su única fuente de ingresos?

Las huelgas son necesarias pero dudamos de su efectividad en un contexto social donde la relación de fuerzas ha cambiado ostensiblemente. Es más necesario que nunca sondear otras vías de movilización. El 15M, la PAH, las mareas ciudadanas en favor de una sanidad y educación pública, nos están dando pistas por dónde deberían progresar las iniciativas de movilización. El movimiento ecologista canario ha sido, también, una inspiradora fuente de protesta. Pero sobre todo, lo que falta es una potente unidad ciudadana capaz de trasladar sus demandas al ámbito político. Hoy en día, después de más de un lustro de estafa, cuando existe una élite concreta que utiliza las instituciones en beneficio propio, es más urgente que nunca articular un potente movimiento ciudadano que aglutine a todos los damnificados de esta crisis. Sin partidismos, sin personalismos, sin protagonismos. Un movimiento capaz de integrar a todas las sensibilidades. Esto ya no va de izquierdas o de derechas sino de profundizar en la Democracia. ¿Hay alguien, de izquierdas o de derechas, que no esté contra la profunda corrupción que asola las instituciones, que no considere que rescatar el sector bancario sin contrapartidas y sin que fluya el crédito va contra la sociedad, que no apruebe potenciar una economía innovadora e igualitaria, que no se proporcione oportunidades para los jóvenes, que los políticos no representen a sus electores por encima de todo? Canarias no es diferente.

2 comentarios:

  1. No hay condicione para la movilización en estas islas. Esa es la verdad. Antes nos moriremos de hambre.

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  2. Sí hay condiciones para la movilización. Son muchas y están claras; 34% de paro, 33% de desigualdad, la falta de representatividad política, el deterioro ecológico del territorio canario, una ley electoral de las más injustas de Europa, una economía sumergida que alcanza el 33%, una clase política anticuada, una élite empresarial oligopólica….Lo que hay que trabajar son las condiciones para que todos los afectados por esos males sean conscientes de que somos legión, de que la unidad puede cambiar la agenda política e incluso derribar gobiernos como el que llevamos padeciendo desde hace dos décadas.
    ¿Cómo hacerlo? Pues la verdad que no lo tengo claro. Pero parece imprescindible que nos preocupemos más por lo que ocurre a nuestro alrededor y nos preguntemos cómo podemos ayudar para mejorar ese entorno. Es necesario poner en tela de juicio las políticas que desde los partidos políticos nos venden como inevitables. Es preciso tejer redes de solidaridad con otros colectivos que avancen en nuestro empoderamiento. Es básico que participemos más en las convocatorias electorales autonómicas, estudiando en profundidad a quién damos crédito político,…

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