miércoles, 26 de septiembre de 2012

Juguetes del Viento

   
Todo se puede corregir. 
Depende del entusiasmo, de tener una verdad en las manos y una valiente y honrada decisión. 

En la serie de esculturas Los Juguetes del Viento se concentra la visión que tenía César Manrique del arte. Por un lado, son esculturas que aprovechan la fuerza del viento para articular el movimiento de cada uno de sus sólidos componentes. La necesaria presencia del viento para que Los Juguetes alcancen su máxima expresión, subraya la vertiente integradora con el espacio natural a la que toda obra de arte debe aspirar en la concepción de Manrique. Por otro lado, sus formas coloristas y divertidas remarcan la perspectiva lúdica y juguetona de su obra. Un diseño aparentemente sencillo proporciona a cada escultura una dimensión ciertamente infantil e ingenua. Lejos de ser características negativas sirven como elementos identificativos que inmediatamente las conecta con nuestro subconsciente, al fin y al cabo todos hemos sido niños. Sus esculturas se transforman en fácil referente sobre un áspero territorio.

Esta semana se han cumplido dos décadas del fallecimiento del artista conejero como resultado de un desafortunado accidente de tráfico el 25 de septiembre de 1992. Su obra permanece y su visionario pensamiento parece más necesario que nunca, ante la proliferación masiva de agresiones al medio natural perpetradas por los agentes político – económicos mayoritarios. Un periodo que coincide también con la aplicación, durante casi 20 años, de prácticamente las mismas políticas por parte de los sucesivos gobiernos que, en solitario o en coalición, han estado liderados por CC.

Un modelo de desarrollo intensivo en energía, consumidor de territorio, altamente contaminante de la atmósfera que respiramos y sin sentido alguno de los límites naturales ni de la contención, que no solo no se ha podido reorientar hacia horizontes más sostenibles sino que se ha potenciado desde las más importantes instancias político - económicas. Al mismo tiempo, sobre casi todas las islas que conforman el archipiélago han recaído algunas de las más importantes distinciones medioambientales que otorgan organismos internacionales, así como figuras de protección de diferente rango. Patrimonios de la Humanidad, Reservas de la Biosfera, Parques rurales, Lugares de Importancia Comunitaria, Zonas Especiales de Conservación….pueblan el territorio canario. Recientemente, La Gomera fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, convirtiendo a Las Islas Canarias en una de las comunidades autónomas con mayor número de Reservas en España, solo superada por Andalucía y Castilla-La Mancha.

Bienvenidas sean todas estas menciones pero ¿Son compatibles este tipo de distinciones, otorgadas, presuntamente, por el alto estado de conservación de cada enclave, con un modelo de desarrollo dilapidador de recursos? ¿Cómo se conjugan ambas dinámicas que parecen ir en sentidos opuestos? ¿Sirven para reorientar un modelo de desarrollo intensivo en recursos fósiles hacia otro modelo más conservacionista? Según la UNESCO en las Reservas, la población local debe jugar un papel esencial en la toma de decisiones, participando en la búsqueda y desarrollo de formas sostenibles de explotación. ¿Participa la población local en la toma de decisiones que tienen que ver con el desarrollo sostenible de su entorno? ¿Se fomenta esta participación desde las principales instituciones políticas y/o económicas de las islas? No parece. Con el paso del tiempo el cinismo más descarado y la hipocresía más evidente han terminado por articular las declaraciones y los gestos de responsables políticos y económicos que tienen que ver con la protección de nuestro entorno. Los hechos, sin embargo, siguen demostrando que se continúa usando el medio natural como sumidero de residuos.

¿Quiénes son los responsables? se preguntaba el artista en el año 85 con motivo de la carga que imprimía sobre el territorio de Lanzarote la expansión de las actividades turísticas y del sector de la construcción. Una pregunta pertinente de rotunda actualidad a la luz de la presente crisis (estafa) donde ninguno de sus responsables ha respondido por sus excesos inmobiliario – financieros. Decía Manrique que cualquier gobierno tiene la obligación de cuidar el espacio que nos sirve para el desarrollo de nuestras vidas, de la educación y cultura, de nuestras riquezas y, sobre todo, de la “permanencia de esa riqueza”. Los sucesivos gobiernos electos en Canarias ¿Lo han hecho? ¿Quiénes han contribuido a dilapidar la permanencia de esa riqueza? Esos de estupidez incalificable (…) que frívolamente no se interesan sino por su triunfo personal y que el artista ya tenía identificados desde el 78. Esos son los autores de la actual situación de Canarias que continúan siendo esencialmente los mismos 20 años después, porque dos decenas de años después el modelo de desarrollo continúa siendo esencialmente el mismo.

Y el mejor homenaje que podemos hacer a la figura de César Manrique a 20 años de su muerte en tiempos como los actuales, donde se aplican políticas que adolecen de estar legitimadas por la ciudadanía, no es otro que recuperar su activismo medioambiental. Por tanto no permitamos que el afán de lucro y las malas intenciones de los especuladores hagan de nuestro entorno un infierno estándar y masificado, que destroce nuestro brillante futuro.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Un Parlamento que dice NO al ciudadano

    
En un nuevo alarde de ausencia de transparencia el Parlamento de Canarias rechazó el pasado día 12 de septiembre crear una comisión de investigación sobre la gestión del incendio que asoló La Gomera durante el fatídico mes de agosto. Todo en virtud de la democracia. Los votos de CC y PSOE, los grupos que sustentan el Gobierno de Canarias, son los que han evitado la propuesta de investigación del PP.

El hecho de que el incendio haya calcinado un 10% de la superficie arbórea de La Gomera, que haya tomado unas dimensiones similares a los ocurridos en esta misma isla en 1978 y 1984 y el hecho de que el incendio nunca tuvo que haber tomado la envergadura que finalmente tomó, son razones suficientes para legitimar una investigación concienzuda por parte de las fuerzas políticas e instituciones implicadas en su gestión. Sin embargo, para el Parlamento de Canarias no son suficientes. Eso sí, el Presidente del Gobierno de Canarias y el Presidente del Cabildo gomero pidieron previamente rigor y cordura en el debate político generado por los incendios. Otra de cinismo al que nos tienen acostumbrados una clase política que ya no gobierna para el ciudadano.

J.R. Mora
En su artículo 52 la ley establece que el Parlamento de Canarias puede nombrar comisiones de investigación sobre cualquier asunto de interés público. ¿No es de suficiente interés público un incendio iniciado en zonas de cultivo abandonadas (producto de una política de desarrollo rural también olvidada) que el día 8 de agosto se daba por controlado pero que se reactivó con virulencia dos días después? ¿Por qué se rebajó el nivel de alarma el día 8 de agosto y abandonaron la isla los efectivos de la UME sabiendo que venía una ola de calor? ¿Cómo es posible que tal incendio alcanzara esas dimensiones colosales? ¿Por qué la Comunidad Autónoma de Canarias con 4 parques nacionales, una economía basada en el turismo y un territorio del que depende enteramente no cuenta con una flota de hidroaviones propia como política de prevención estratégica? ¿Se solicitaron los medios contra incendios en el momento adecuado? ¿Las políticas de austeridad han afectado a las políticas de prevención de incendios en Canarias? ¿En qué magnitud y con qué legitimidad se recorta en estas áreas? ¿Es fruto de una decisión consensuada y democrática? Muchas son las cuestiones que quedarán sin responder producto de un Parlamento que dice NO a otra importante y necesaria comisión de investigación.

No deja de ser curioso y contradictorio que desde las instancias políticas oficiales se estigmatice, con evidente oportunismo, a determinados colectivos sociales como los del No a todo, que mantienen una postura crítica con las políticas desarrolladas en Canarias, y sea el propio Parlamento de Canarias, institución donde presuntamente reside la soberanía popular y, por tanto, máxima expresión de la democracia, la que obstaculice la celebración de comisiones de investigación que mejoraría el clima democrático en las islas y devolvería al mismo una legitimidad que, hoy por hoy, pierde a marchas forzadas. Una prueba más de que la clase política que conforma el Parlamento ha involucionado, transformándolo y degradándolo a una herramienta de exclusivo conflicto partidista que poco sirve a los intereses ciudadanos, a la sociedad que lo ha elegido y a la democracia en su conjunto.

No es el único caso en el que el Parlamento canario da la espalda a los ciudadanos. Lo ocurrido con diferentes Iniciativas Legislativas Populares (ILP) es una muestra flagrante de que la participación ciudadana está muy limitada en el actual modelo constitucional de democracia representativa (Democracia, ma non tropo. Rafael Escudero Alday. Nº 116 de la Revista Papeles). El rechazo del Parlamento de Canarias a tomar en consideración la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la protección del litoral de Granadilla en Tenerife, después de haber recabado más de 56.000 firmas (se necesitan 15.000 en Canarias); la ILP Salvar Veneguera, en Gran Canaria, presentada durante los años 90 y que logró reunir 54.000 firmas (de las que el Parlamento solo aceptó 39.150) para declarar el Barranco de Veneguera Espacio Natural Protegido como figura que protegiera el espacio frente a los proyectos urbanístico – especulativos que se estaban preparando, objetivo finalmente no conseguido por la desvirtuación de la iniciativa en el propio trámite parlamentario de la misma; y la más reciente ILP por la mejora del sistema educativo canario, que el Gobierno de Canarias acaba de rechazar a pesar de contar con el aval de 40.000 firmas, son claros ejemplos de que la participación ciudadana es boicoteada por nuestro Parlamento una y otra vez. Con estas pruebas habría que decir que los verdaderos agentes del No a todo, los del No a todo aquello que suponga la mejora en el bienestar de los ciudadanos y la profundización en la calidad de la democracia, son los miembros que conforman el actual Parlamento y no otros.

Por otro lado, dado el marco institucional en el que se desarrolla nuestra democracia ¿Serviría de algo una comisión de investigación sobre la gestión del incendio de La Gomera? Lo dudamos. Al estar formadas por miembros de los propios partidos políticos que han gestionado los asuntos que se pretenden investigar, sus resultados siempre estarán condicionados y limitados por los intereses y el oportunismo electoral de los mismos. Más que para esclarecer los hechos, las comisiones de investigación han sido utilizadas para eludir responsabilidades y endosar al resto la carga del asunto investigado. Tal y como están configuradas, las comisiones de investigación no son más que un mecanismo que sirve para lavar la fachada democrática manifiestamente mejorable de nuestro sistema político pero cuyos resultados suelen dejar mucho que desear. ¿Sirvió de algo la comisión de investigación que pretendía esclarecer las responsabilidades políticas en las irregularidades detectadas en el proyecto de Tindaya?

¿Cómo podemos mejorar el funcionamiento de las comisiones de investigación? ¿Cómo podemos hacer que sirvan a los intereses ciudadanos? Una vez más tenemos que exigir aquello de que es necesario profundizar los cauces que posibilitan una participación real y directa de la ciudadanía en los asuntos públicos. Es vital que en esas comisiones se haga presente el ciudadano como un agente más que controle y regule el funcionamiento y el comportamiento de las fuerzas políticas. La participación de la ciudadanía no puede ser canalizada solo a través de los partidos políticos tal y como consagra la Constitución. Demostrado está que este hecho ha derivado en la instauración de un tripartidismo inoperante en el Parlamento de Canarias. La participación ciudadana se produce cuando esta siente que se le escucha e interpela y ello sucede cuando se permite que sus decisiones vinculen y condicionen el comportamiento de los partidos políticos. Pendiente está instaurar y generalizar mecanismos de participación directa y real que proporcionen voz y voto a la ciudadanía. Solo así los partidos políticos serán controlados con solvencia por los ciudadanos que les han votado. Solo así mejorará el bienestar de las sociedades ya que, en ese caso, se habrá permitido que sea el propio ciudadano quien tripule su propio destino, sin interferencias ajenas e interesadas de otros agentes.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Canarias; Pleno desempleo


Durante el mes de agosto la tasa de paro registrado en Canarias cayó un 0,39% respecto al mes anterior. 1.119 personas, afortunadamente, encontraron empleo y el indicador muestra un total de 288.666 parados en las islas. Margarita Ramos, la consejera de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias se apresuró a decir desde el viernes 31 que las cifras en el mes de agosto no son malas aunque no son todo lo favorable y positivo que le gustaría. Unas declaraciones insuficientes, como todas las interpretaciones que hace la clase política cada vez que se publican las insostenibles cifras del paro en Canarias.

Padylla. 05.06.2012
Si profundizamos en los datos publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social tenemos que el dato interanual (agosto 2012 – agosto 2011) muestra que el paro registrado en Canarias ha crecido en 36.188 personas, un 14,33% más (Pág. 21). En agosto de 2011 teníamos que el dato interanual (agosto 2011 – agosto 2010) mejoraba un 3,19% bajando en 8.316 personas (Pág. 21). La evolución del paro registrado en los últimos 3 años no deja lugar a dudas sobre el deterioro del empleo en Canarias.

Las estadísticas nos indican además, que los contratos generados en agosto de 2012 por la economía canaria fueron 45.616, lo que supone un 12,52% menos que los formalizados en julio de 2012 (Pág. 46). En términos anuales tenemos que se contrata menos respecto a agosto de 2011, un -7,42%, aunque los contratos de carácter indefinido crecen un 6,80%, lo cual es bueno. En cualquier caso de todos los contratos suscritos en agosto de 2012, un 90,49% son contratos temporales, lo que muestra que son contratos coyunturales que se generan por el periodo estival que ya casi hemos dejado atrás.

Nuestra clase política, los creadores de opinión y los agentes dobles de estas islas nos martillean continuamente con la idea de que Canarias tiene un importante déficit de infraestructuras en relación a otras comunidades autónomas españolas y que su insularidad y ultraperificidad son costes que deben paliarse, entre otras cosas, con más infraestructuras. El pensamiento económico dominante también nos dice que las infraestructuras, en concreto las relacionadas con el transporte, son buenas para la sociedad porque traen grandes beneficios y mucho empleo. El último en apuntarse a esta moda que dura ya mucho tiempo es el Ministro de Industria, Energía y Turismo. Canarias no puede prescindir del petróleo con una tasa de paro del 32, nos dice en relación a los presuntos empleos que traerán las prospecciones petrolíferas.

Cuando enfocamos la cuestión nos damos cuenta que a pesar de que en el territorio canario se han acometido gran cantidad de infraestructuras relacionadas con el transporte, el turismo o el urbanismo en los últimos 20 años, Canarias continúa a la cabeza del desempleo nacional y europeo. Una paradoja que demuestra que las previsiones de generación de empleo se manejan con gran ligereza por los inductores de esas infraestructuras y se difunden con gran irresponsabilidad por parte de los medios de comunicación, que adolecen de un tratamiento más crítico de estas cuestiones en virtud del buen Periodismo.

Sin embargo, desde las instancias políticas se ponen en práctica medidas de política económica que no solo no crean empleo o crean empleo insuficiente porque pertenecen a un modelo económico caduco y por tanto superado, sino que favorecen la acumulación de rentas de los sectores de la sociedad ya acomodados, profundizando en la polarización y desigualdad social. ¿Cómo es posible que la economía canaria duplique durante el 2011 el crecimiento registrado a nivel nacional sin que los datos del desempleo mejoren lo más mínimo? Antonio Glez Viéitez apunta a la consolidación de una burguesía turística a la que los sucesivos gobiernos de Canarias han favorecido con sus políticas (REF, RIC, Fondos Estructurales, ayudas a la formación, a la agricultura, etc.). Los avances en los indicadores económicos regionales no se traducen en una mejora de las condiciones sociales del conjunto de las islas, sino en el robustecimiento de los mismos de siempre.

Por tanto no es que las cifras de desempleo no sean malas, es que siguen siendo insostenibles y están provocando que la economía isleña retroceda años. El Consejo Económico y Social afirmó el pasado viernes día 7 de septiembre que la economía canaria ha retrocedido 12 años en términos per cápita. Suponemos que en este retroceso hay responsabilidades directas de la formación política que ha gobernado la autonomía desde hace casi 20 años, CC.

No parece que los datos del desempleo en Canarias mejoren en el corto plazo hasta que se eliminen los privilegios acumulados por una clase empresarial con excesiva influencia sobre las decisiones políticas que afectan al conjunto de la ciudadanía. Una clase empresarial de carácter caciquil y vinculada a actividades económicas que pertenecen a un modelo económico productivo obsoleto (turismo masivo, infraestructuras invasivas, construcción desaforada, consumo masivo del territorio, petróleo,…). El paro no mejorará hasta que se apueste de forma honesta por las posibilidades económicas y de generación de empleo que ofrece un sector como el de las energías renovables y la sostenibilidad, sector donde Canarias tiene mucho que decir. Hasta que se impulse decididamente el tejido productivo generado por las Pymes canarias, ahogadas como las del resto de España por falta de financiación procedente de las entidades bancarias. Canarias no saldrá adelante hasta que el salario medio anual deje de ser el más bajo de todo el territorio nacional y hasta que se apliquen medidas efectivas que minoren la alta desigualdad y pobreza existentes mediante un aumento del gasto social aplicado en la región. Ambas medidas contribuirían a fortalecer una demanda interna débil. La situación económica canaria no despegará hasta que se trabaje en el perfeccionamiento de una democracia autonómica con el sistema electoral más injusto y desproporcionado de Europa. Una peculiaridad que da lugar a un Parlamento autonómico poco representativo de las preferencias políticas de los canarios.

Y, en fin, la coyuntura canaria no saldrá del agujero en el que está hasta que se dejen de aplicar desde el gobierno central y, también desde Europa, políticas de austeridad y de supresión de todo aquello que tenga que ver con lo público. Unas políticas reproducidas y practicadas con irresponsable seguidismo por un gobierno regional que renunció hace mucho a mejorar las condiciones económicas y sociales reales de los canarios.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Fuego y políticas rurales


Este verano de sol inclemente redescubrimos El Batán. Ese peculiar enclave de casas situado en el macizo de Anaga, en Tenerife, destaca por estar encajonado entre las paredes del monumental Barranco del Río, que sinuosamente desemboca en la costa norte del macizo. El caserío consta de tres partes; El Batán de arriba, El Batán de abajo y las Casas Lereras hasta donde llega la carretera y desde donde se alcanza una perspectiva fantástica de todo el entorno, incluidas las casas de Chinamada. Un diminuto caserío, El Batán, con una economía basada en el cultivo de atractivos bancales donde se trabaja la vid, las papas y algunos árboles frutales. Sus escasos y ya viejos pobladores viven también de la ganadería. 

Consecuencias del incendio en La Gomera
Pero en el pasado este singular enclave que perteneció al mencey Beneharo destacó por el hecho de ser un importante asentamiento donde se trabajaba el lino. Como se sabe el tallo del lino sirvió para confeccionar telas, mayormente destinadas para tejidos de ropa interior y su semilla, la linaza, además de ser utilizada como ingrediente para hacer infusiones, proporcionaba tinta negra para la seda, aceite para la pintura o pasta para vidrieras. Este enclave debe su nombre al uso habitual de los batanes, unos artilugios que se empleaban para el abatanado de los lienzos. El ingenio permitía golpear los lienzos para ablandarlos. Una rueda impulsada por medio de una corriente de agua permitía accionar unos grandes martillos de madera que batían con fuerza el tejido contra unos pilones. La humedad de la zona de Anaga permitía dicha industria.

En el recorrido por uno de los magníficos senderos de El Batán nos cruzamos con un parroquiano de la zona. Un viejo caballero que protegía su cara curtida por un sol implacable con un sombrero blanco. Ayudado por un bastón aún era capaz de transitar un terreno ingrato con un desnivel importante, a pesar de la ola de calor que azotó las islas este verano y que convirtió al sol en el protagonista y causa importante de los incendios. Pero no la única.

Por aquello de saludar e intercambiar algunas palabras con la gente de la zona, algo que siempre es deseable porque enriquece, entablamos una corta pero agradable conversación bajo el frescor de un imponente drago que existe frente a la Cuerva del Lino. Además de hablar de la toponimia del lugar y de mostrarnos otros senderos a recorrer, el señor se lamentaba de que el caserío de El Batán se despoblara. Pero lo que realmente desequilibraba la calma de aquel hombre era que ya nadie cultivara, limpiara o cuidara la mayoría de terrenos de esta zona. Y he aquí un rotundo quejido que es causa fundamental de la propagación de los importantes incendios forestales producidos en La Palma, Tenerife y sobre todo en La Gomera. El abandono del cultivo de determinadas zonas rurales, su progresivo despoblamiento, la desatención de bancales dejando que crezcan todo tipo de hiervas, matorrales o pastos a su alrededor, que además no son consumidos por ningún tipo de ganadería, también olvidada, supone un caldo de cultivo enormemente inflamable ante una climatología que progresivamente, también por la acción del hombre, tiende a ser más seca.

Corteza del pino canario
La inexistencia por parte de nuestras autoridades de una verdadera política de desarrollo rural que se preocupe de la limpieza de zonas agrícolas y ganaderas, de la potenciación de la agricultura en lugares de especial sensibilidad forestal y ecológica, la recuperación de la gestión tradicional del entorno rural, de la implantación de iniciativas que en el largo plazo contribuyan a mitigar los efectos del cambio climático, la laxa prohibición de ocupar urbanísticamente determinadas zonas ecológicamente delicadas, una seria política de prevención de incendios unida a una solvente estrategia de concienciación ciudadana a favor del respeto de nuestros montes y contra el fuego, etc, está en la base de los desastres forestales recientes. Iniciativas todas ellas que no solo crearían empleo y riqueza, servirían para hacer más atractivo un paisaje que es la principal motivación turística de nuestros visitantes. Unas sinergias a las que se ha renunciado.

Cuando a la ausencia de este tipo de estrategias unimos políticas de recortes indiscriminados, la incompetencia y lentitud de la acción del gobierno regional, la ausencia de medios solventes para la extinción de incendios, el avance lento del cambio climático y la inexistencia de medidas para revertirlo, ocurren cosas como las que hemos visto este verano. En este contexto, la exigencia a nuestras autoridades de responsabilidades políticas y penales, si caben, como han exigido este sábado el colectivo ciudadano La Gomera se Mueve en San Sebastián de La Gomera, no solo está justificado, es una muestra de madurez crítica de una sociedad que ya no admite el saqueo de los recursos o del patrimonio público. Tampoco las negligencias de unos gestores acomodados en sus poltrona durantes años. Prevenir es más barato que la hercúlea labor de recuperación que espera a los parajes arrasados por el fuego.