martes, 19 de junio de 2012

Sobre los 1.000 empleos de Telefónica en Canarias


En una economía tan deteriorada como la canaria, producto del monocultivo turístico, la ausencia de un plan de diversificación de su modelo económico, la gran desigualdad existente y con unos salarios de los más bajos de España, no criticaremos la oportunidad que supone para los canarios la creación de 1.000 puestos de trabajo a través de la implantación, por parte de Telefónica, de un Centro de Atención a los clientes del archipiélago de la operadora. Sin embargo, no deja de ser ilustrativo del tipo de economía que promueven y han promovido en Canarias tanto una clase política que se denomina democrática y nacionalista, como un sector empresarial acomodado, que se venda como una magnífica noticia dicha iniciativa, sin debate de ideas, sin discutir si conviene o no conviene, sin que otras voces puedan valorar si es o no una propuesta de recorrido. Bienvenidas sean estas oportunidades pero si crear 1.000 puestos de trabajo en dos años, a través de la creación de un Call Center en Canarias, es la única iniciativa solvente que tiene el tándem CC-PSOE como responsables del gobierno, después de confesar en sede parlamentaria su incapacidad para mejorar las inadmisibles tasas de desempleo, que además encadenan cinco meses continuos de subidas históricas, apaga y vámonos.

José Miguel Gilpérez y Paulino Rivero
Según los medios, el responsable del gobierno canario aprovechó la ocasión para ofrecer la misma colaboración a todos aquellos operadores de telefonía que apuesten por mejorar las condiciones de conexión de las islas. No sabemos si el programa económico del gobierno canario consiste ahora en especializar nuestra economía en servicios de esta índole. Quizás el futuro de Canarias está en multiplicar centros de atención al usuario por toda la orografía canaria o, como han reclamado algunos, convertir Canarias en el paraíso de los casinos y el juego con la instalación de Eurovegas, igual que nos hemos especializado en el turismo masivo de sol y playa de bajo coste. Imagínense el panorama, el gobierno se aprestaría para habilitar y acondicionar grandes naves desde donde se proporcionarían esos servicios de atención al usuario. Las corporaciones transnacionales más importantes del sector no dudarían en recalar en las islas. A buen seguro, crearían parques empresariales donde obtener sinergias después de haber conseguido rebajas fiscales atractivas por parte del gobierno de turno. Canarias, centro tecnológico mundial sería el eslogan que nuestros políticos no dudarían en proclamar.

Desde el respeto hacia las personas que trabajan en este sector de la economía y sin menospreciar oportunidades, conviene saber que el área de los servicios de atención al usuario destacan por ser empleos de escaso valor añadido, poco cualificados, con salarios relativamente bajos que podríamos situar entre los 700-900€ mensuales y, además, con un alto nivel de rotación. Se trata de un sector que las grandes empresas de atención al usuario, vía telefónica, han deslocalizado en América Latina para clientes en lengua castellana, debido, precisamente, al competitivo coste de la fuerza laboral que pueden contratar. Unos condicionantes en las antípodas de lo que precisan las islas para mejorar su situación social. Nuestra economía quedaría vinculada, aún más si cabe, con las tendencias del capitalismo mundial dirigidas a precarizar las condiciones laborales. De Canarias depende formar parte de las áreas económicas del planeta caracterizadas por unas condiciones económicas más parecidas a las existentes en China, o con aquellas que apuestan por la innovación y la creatividad, los sectores punteros en tecnología, los servicios de alto valor añadido, la sostenibilidad y las energías limpias. Alguien debería preguntarse si facilitar la instalación de estos centros de atención al usuario es una inversión de futuro, o si, por el contrario, implica continuar ofreciendo más de lo mismo a la ciudadanía canaria, para luego desde los poderes públicos, recomendar a los jóvenes que emigren a Alemania en busca de mejores condiciones de trabajo. Si es esto lo que nuestra clase política y empresarial ofrece a los canarios, que nos lo digan de forma transparente y honesta. En cualquier caso Canarias cuenta con sectores económicos que podrían situar su economía como referencia mundial.

El presidente de la compañía, José Miguel Gilpérez mencionó que la puesta en marcha de estas instalaciones que harán posible los 1.000 empleos, fue fruto de la buena colaboración y relación existente entre la compañía y el Ejecutivo canario. En la era de la negación como estrategia política y cuando tenemos una clase electa muy proclive a mentir, no sabemos si esa buena colaboración y relación entre el ejecutivo y la multinacional está vinculada a algún tipo de privilegio para esta última. En ese caso, el gobierno de Canarias, debería ser transparente para que la ciudadanía conozca todas las variables que intervienen en el asunto. Sobre todo si tiene algo que ver con facilitar la instalación de estos centros en Canarias, previa subvención pública, al estilo de las que reciben las aerolíneas de bajo coste por parte de gobiernos locales y regionales; si está relacionado con el hecho de que Telefónica busca optimizar los inmuebles que posee en las islas; o si tiene algo que ver con el aplazamiento de la entrada en vigor del impuesto medioambiental que pretende crear el ejecutivo autonómico sobre los tendidos eléctricos.

Son solo hipótesis que convendría que nos aclarasen para saber si proclamar la creación de 1.000 empleos es una oportunidad real, una simple salida efectista del ejecutivo canario en detrimento de otras opciones de futuro de mayor recorrido para Canarias o una simple decisión de Telefónica de la que nos hemos visto beneficiados.

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