miércoles, 25 de abril de 2012

La debacle interesada de TITSA


La tesis del siguiente artículo es que el saneamiento de TITSA y el impulso de la guagua como principal medio colectivo de transportes en Tenerife no interesa. La razón es que supondría ir contra los intereses económicos de la clase empresarial más potente de la isla. El argumento es que nuestras autoridades proponen medidas que pretenden ser soluciones pero que no resuelven los verdaderos problemas de movilidad de Tenerife. Sirven para justificar otras obras que son pensadas y planteadas bajo presupuestos desarrollistas obsoletos cuyos beneficiarios son los componentes más conspicuos de esa clase empresarial que es quien, luego, las construye. Se aseguran así un flujo de ingresos importante con cargo al presupuesto público, produciéndose una antidemocrática e injusta transferencia de dinero público a manos privadas. Es entonces cuando se somete a la isla y, en especial, a su zona metropolitana, a una espiral creciente de obras de gran impacto territorial y escasa generación de empleo que produce polarización social además del saqueo de lo público. Lo que demuestra a las claras para quién se gobierna y quién maneja la tramoya política.

En el 2004 un estudio de movilidad realizado por Consultrans en la zona de Cabo Llanos, ese barrio paradigma de la especulación inmobiliaria ya advertía que la concentración de equipamientos comerciales (Meridiano), administrativos (Usos Múltiples), culturales (El Tanque), industriales (Refinería) y residenciales (torres), facilitaba que Santa Cruz corriera el riesgo de quedar taponada por uno de los tres accesos de entrada que actualmente mantiene (autopista sur, autopista norte y carretera general). Además de contar con un viario de dimensiones reducidas, no se planteaba ni una sola propuesta de transporte público para una zona con una afluencia de más de 35.000 vehículos diarios. En lugar de potenciar desde el Cabildo de Tenerife una verdadera política de movilidad colectiva a través del servicio de guaguas, un servicio aceptablemente rápido, adaptable a la orografía de Tenerife, democrático y barato, se optó por el tranvía y por la construcción de la Vía Litoral.

Infografía del Puente de Las Moraditas
Años más tarde, Luz Reverón, por entonces concejal de urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, se atrevió a proclamar el año 2007 como el año de la movilidad en la isla de Tenerife. Fue el año de inauguración del tranvía en la zona metropolitana y había que defender su utilidad, aunque fuera subvirtiendo el lenguaje y la propia realidad a base de proclamas llenas de fanfarria, a las que tienen una querencia especial autoridades políticas de toda condición. En una breve nota dirigida a la sección de cartas al director del periódico La Opinión, quien escribe ponía en duda no ya que el año 2007 fuera el año de la movilidad, sino más importante aún, que la puesta en marcha del tranvía supondría el tiro de gracia a Transportes Interurbanos de Tenerife, TITSA. Al implantar el tranvía sin el acompañamiento de una política decidida a restringir y penalizar el acceso del vehículo privado a la capital, el tranvía competiría directamente con la guagua y los taxis.

TITSA acaba de publicar la memoria del año 2011 y, como no era difícil de pronosticar, certifica la pérdida de un 23% de usuarios en las conexiones por guagua entre La Laguna y Santa Cruz respecto al 2007. A juicio de la institución, el principal factor que explica esta dramática pérdida de pasajeros ha sido, precisamente, la implantación del tranvía. La apreciable pérdida de usuarios en las líneas 014 y 015, dedicadas a unir ambas ciudades, demuestra este fenómeno. La competencia entre ambos medios colectivos ha provocado un efecto perverso. Dos modos, fundamentales para una política de movilidad sostenible y entre los que debería existir una relación de cooperación, no han logrado restar ni un ápice a la sobredimensionada utilización del automóvil (0,79 vehículos por persona) en el acceso a la zona metropolitana y en el resto de la isla, uno de los mayores problemas que presenta la isla de Tenerife. De aquellos polvos tenemos estos lodos.

El deterioro de TITSA no solo se percibe en la zona metropolitana. La verdadera dimensión del problema se detecta cuando analizamos las cifras del informe con un poco más de perspectiva. El informe indica que TITSA ha perdido unos 10 millones de pasajeros desde el año 2007, lo que demuestra que la sangría se da en toda la isla, aunque con diferencias locales. La hemorragia de pasajeros es todavía mayor si se comparan los datos respecto al año 2004 cuando TITSA contaba con 54 millones de pasajeros. Respecto a ese año la entidad ha perdido un 27% de pasajeros. Las cifras hablan por sí mismas.

Las intenciones del Cabildo de Tenerife de suprimir la línea 013, reducir las frecuencias de las líneas 014 y 015, así como de reordenar otras líneas en algunos municipios como respuesta al déficit que sufre TITSA, profundizará su declive y por tanto la del transporte colectivo en la isla. Al tiempo, provocará el dominio casi absoluto del vehículo privado, lo que abona el terreno para retomar los proyectos ferroviarios en un futuro (ahora postergados por la crisis pero no abandonados) en pro de una supuesta movilidad colectiva y sostenible que será convenientemente vendida en su momento. Algo que se podría alcanzar de forma más barata, rápida y eficiente potenciando decididamente el sistema de guaguas que actualmente existe. Además, con un presupuesto sensiblemente inferior al utilizado para la construcción del tranvía y la vía litoral.

Enlace para el Anillo Insular a la altura de Santiago del Teide
Los ejemplos de la vía de Ronda, las sucesivas ampliaciones y acondicionamientos de la autopista del norte TF-5, el tercer carril de la TF-1 hasta Güimar, la ampliación de la autopista de interconexión norte-sur o TF-2, el avance del anillo insular, la vía litoral actualmente en construcción, ¿Han servido para disminuir la presencia del automóvil en Tenerife? Si la respuesta es negativa, que lo es, cabe preguntarse ¿Por qué se siguen acometiendo obras de este tipo con gran cerrazón y tozudez política? Bajo nuestro punto de vista porque no se pretende solucionar ningún problema. La ubicuidad del automóvil es la coartada perfecta que permite a las autoridades promover infraestructuras que solo tratan de encauzar un parque automovilístico en continuo crecimiento y para satisfacer los intereses de la élite empresarial de la isla, quien a su vez sostiene financieramente a muchas formaciones políticas. Varias son las conclusiones que podemos extraer de todo ello:

1º- La crisis de TITSA no es una consecuencia de la crisis económica, es la consecuencia de la desidia interesada de nuestras autoridades para con la institución y de una política deliberada y dirigida a evitar poner coto al vehículo privado. En este escenario el deterioro de TITSA era solo cuestión de tiempo. 

2º- No existe, ni ha existido nunca una política de movilidad y accesibilidad coherente por parte de nuestras autoridades que persiga objetivos sostenibles como reducir la presencia del vehículo privado en la isla al tiempo que se incentiva la utilización de las guaguas. ¿Resulta coherente acometer una dispendiosa obra para encauzar el tráfico individual en Santa Cruz como es la vía litoral, con un potente efecto atractor de mayor volumen de tráfico privado, en una ciudad que acometió otra costosa obra de transporte colectivo como el tranvía? ¿Es posible conjugar ambas actuaciones?

3º- De forma irresponsable se ha permitido que dos medios colectivos como la guagua y el tranvía compitan entre sí en lugar de cooperar para reducir la ubicuidad del vehículo privado.

4º- El vehículo privado continúa campando a sus anchas provocando importantes problemas de congestión, deterioro del aire en las áreas metropolitanas, contaminación acústica, etc., evitando avanzar hacia una reconversión ecológica del transporte en la isla.

5º- Su ubicuidad es el pretexto que permite a las autoridades promover infraestructuras que no resuelven ningún problema colectivo de movilidad pero satisface los intereses de la élite empresarial de la isla. Unos intereses vinculados a operaciones inmobiliarias y a la construcción de grandes infraestructuras capaces de generar un profundo impacto en el territorio y grandes beneficios a sus promotores.

6º- El deterioro y abandono de TITSA limita seriamente las posibilidades de movilidad de las clases sociales más desfavorecidas en Tenerife, usuarias preferentes de las guaguas de TITSA. Lo que supone una estrategia más para limitar el maltrecho Estado del Bienestar con esa falacia, vendida como argumento, de que no hay dinero para servicios públicos.

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