martes, 26 de abril de 2011

Lo pequeño es hermoso

  
¿Cómo hacer para comenzar a demantelar la codicia y la envidia? Tal vez comenzando a ser menos codiciosos y envidiosos nosotros mismos, o evitando la tentación de permitir que nuestros lujos se conviertan en necesidades y por un sistemático análisis de nuestras propias necesidades para encontrar la forma de simplificarlas y reducirlas. Si no tenemos fuerzas para hacer ninguna de estas cosas, ¿podríamos, por lo menos, dejar de aplaudir el tipo de progreso económico que adolece de falta de bases para la permanencia y a la vez dar nuestro apoyo, por modesto que sea, a quienes no teniendo temor de ser tildados de excéntricos trabajan por la no violencia como ecólogos, protectores de la vida salvaje, promotores de la agricultura orgánica, productores, caseros, etc?


Lo pequeño es hermoso. E.F. Schumacher. Pág. 37

El presidente de la patronal de los constructores (FEPECO) admitía, hace poco, que las grandes obras de ingeniería como el puerto de Granadilla o el anillo insular no crean empleo, solo permiten el funcionamiento de la gran maquinaria (Antonio Plasencia admite que obras como el puerto de Granadilla no crean empleo. El Día. 31.03.2011). Desconocemos qué clase de intereses económicos no declarados oculta ese conspicuo personaje del poder fáctico en Canarias para realizar unas declaraciones llenas de realismo como esas. No nos confundamos, en la sociedad del culto a lo económico nada responde a la casualidad y todo tiene una explicación casi siempre relacionada con intereses económicos personales o con pretender marcar el paso a la esfera política, algo que otros han explicado con gran elocuencia (La cuadratura del círculo. Canarias Ahora. J. García Luján. 13.04.11). En todo caso, la aseveración del sr. Plasencia es la demostración definitiva, por venir de alguien que conoce los entresijos del sector, de que la idolatría al gigantismo que se ha perseguido en Canarias en lo relativo a las infraestructuras, es un modelo obsoleto, fundamentalmente porque la riqueza que genera va a parar a las manos de los pocos que accionan la tramoya económica, la mayor parte de las veces sin riesgo importante para ellos que lo desvían hacia el resto de la sociedad. Unas declaraciones que no sorprenden a quienes han denunciado este modelo dilapidador de recursos (Puerto de Granadilla, el gran fraude. F. Castro Morales. Ben Magec-Ecologistas en Acción) pero que terminan de desmontar una de las ficciones más grandes (la presunta necesidad del puerto de Granadilla) alimentada en Canarias en las últimas décadas por la santísima trinidad de esta sociedad economicista; políticos, empresarios y toda la corte de creadores de opinión que les secundan. Si no crea empleo, si el puerto de Santa Cruz no está colapsado, si ninguna naviera está interesada en operar en Granadilla, si las condiciones eólicas y de batimetría de la zona no recomiendan esa ubicación. ¿Queda alguna justificación para impulsar dicha obra? Ninguna, salvo las que provengan de esa otra ficción denominada gas natural y que pretenden introducir los mismos promotores de ese gigantismo con idéntica levedad de argumentos a la que nos tienen acostumbrados.

Hace casi 40 años, en 1973, un economista crítico con las economías de Occidente, E.F. Schumacher, publicó Lo pequeño es hermoso, uno de los texto de referencia en lo que a sostenibilidad se refiere. El texto vio la luz al culminar un proceso intelectual-académico que tenía diferentes frentes y en el que las preocupaciones por el deterioro medioambiental ya estaban presentes en la sociedad desde, al menos, la década de los 50. Visto en retrospectiva el texto tuvo el oportunismo de ser publicado justo antes de las crisis del petróleo que vendrían con posterioridad (1973 y 1979), antes del accidente nuclear en Three Miles Island (1979) que provocó una profunda fobia a todo lo relacionado con la radioactividad, antes de que se lograra reunir suficiente evidencia a favor del agujero de la capa de ozono (mediados de los 70), antes de la tragedia de Bhopal en la India (1984) o Chernóbil (1986), antes de que las mayores amenazas tecnológicas se hicieran evidentes para la sociedad a través de los efectos nocivos de los clorofluorocarbonos, el CO2, el metano…En este sentido fue un texto visionario. Muchos de los asuntos tratados por este economista comenzaron a ser patentes a partir de principios de la década de los 70. El informe del Club de Roma, Los límites del crecimiento (1972) fue un buen antecedente académico que sirvió para poner en tela de juicio un modelo de desarrollo dilapidador de recursos naturales.

En esta pertinente reflexión sobre la sostenibilidad, Schumacher indicaba que (...) el sistema de producción masiva, basado en una tecnología sofisticada intensiva en capital, con una dependencia energética alta y ahorradora de mano de obra, presupone que ya se es rico, porque para establecer un solo puesto de trabajo se necesita una cantidad considerable de inversión de capital. El sistema de producción por las masas moviliza los recursos inapreciables que poseen todos los seres humanos, sus cerebros inteligentes y sus manos habilidosas, y los apoya con herramientas de primera clase. La tecnología de la producción masiva es inherentemente violenta, ecológicamente dañina, autodestructiva en términos de recursos no renovables y embrutecedora para la persona humana. La tecnología de la producción por las masas, haciendo uso de lo mejor del conocimiento y experiencia modernos, conduce a la descentralización, es compatible con las leyes de la ecología, es cuidadosa en su uso de los recursos escasos y se adapta para sevir a la persona humana en lugar de hacerla sirviente de las máquinas. (Lo pequeño es hermoso. E.F. Schumacher. Pág. 162 y 163). Unas declaraciones que ya advertían sobre los efectos negativos de una tecnología sobredimensionada y cuya aplicación al caso canario se adapta con total perfección.

Un texto esclarecedor cuyas ideas fundamentales poseen, casi 40 años después, una vigencia absoluta en la medida en que denuncia con gran clarividencia los pilares de la sociedad de hoy (lo que obliga a reflexionar sobre si lo realizado en téminos de sostenibilidad después de la publicación de esta obra, es suficiente o no):

1º- El problema de la producción no está resuelto. En un mundo finito no podemos crecer de forma indefinida. Una cuestión que está en la base del actual sistema de organización social y económica.
2º- La tecnología ha evolucionado de forma tan rápida que simultáneamente ha originado problemas de imposible solución hasta el momento. Una reflexión que adelantaba la teoría de la Sociedad del Riesgo desarrollada a mitad de los 80. De ahí la urgencia de desarrollar una tecnología de rostro humano que permita al individuo vivir en armonía con su entorno.
3º- La exigencia de que lo económico no sea la única visión que determine decisiones que involucran también al plano social o al ambiental, alertando de los efectos del economicismo posterior que ha sido una constante desde los 80 y de la necesidad de introducir herramientas multidisciplinares para afrontar problemas que tienen diferentes manifestaciones.
4º- La importancia de impulsar las cuestiones éticas en los planes educativos para resolver los aspectos más profundos del ser humano.
5º- La necesidad de contar con el juicio de la gente corriente y no solo con el de los denominados expertos en todas aquellas decisiones que afectan de forma directa a la ciudadanía. Una reflexión precedente a todas las teorías relacionadas con la participación ciudadana.
6º- La cuestión de la energía y la vital necesidad de reducir el consumo energético. De ahí la locura de considerar siquiera la opción de la energía nuclear como modo alternativo de producir energía.
7º- En definitiva, un modelo de convivencia social basado en la codicia y el egoismo como motores de avance de una sociedad preocupada solo por un tipo de progreso, el material, que entra en contradicción directa con las bases de la vida en el planeta.

Tal como indica Faustino García Márquez, no podemos perder de vista el reloj: las crisis continúan avanzando hacia nosotros, sobre nuestros vecinos, el tiempo juega en contra nuestro y, sobre todo, en contra de nuestros descendientes, los dueños de la Tierra. Por eso, ya va siendo hora de indignarnos, de encontrarnos, de actuar, porque si no conseguimos transformar nuestro mundo, fracasaremos nosotros y los arrastraremos a ellos en nuestro fracaso. (¿Otro mundo es posible? F. García Márquez. Canarias Ahora). La dilación en la toma de decisiones que posterguen posibles soluciones a estas cuestiones juega en nuestra contra y en la de nuestro entorno. En esta sociedad del culto al gran tamaño hay toda una comunidad que soporta los efectos de ese gigantismo, sobrevive a duras penas y es necesario proteger (Descubiertas 20 nuevas especies marinas en Canarias. Diario de Avisos. 01.04.2011). Una comunidad que parece estar oculta por sus pequeñas dimensiones pero cuya importancia, en cambio, es vital. No nos referimos solo a determinadas especies animales, también a las vegetales, al paisaje como elemento de soporte, en suma al territorio. Todo ello ejerce funciones específicas en el gran ecosistema que es la naturaleza y es ahí donde reside algo tan importante como es la biodiversidad. Una biodiversidad que ha sido violada de forma descarada en numerosas ocasiones desde las instituciones canarias mediante la creación de leyes ad hoc que permiten el encaje de viales en espacios protegidos, a través de la utilización sesgada del concepto de interés general y modificando catálogos de especies protegidas de forma más que dudosa. Otras veces han sido objeto de la burla más irresponsable por parte de una clase política y empresarial que no ha interiorizado en su discurso el elemento natural y/o ambiental. Estos y por extensión el ser humano, son los principales perjudicados de un modelo de desarrollo con evidentes gestos de agotamiento. Una deriva que no nos podemos permitir en unas islas cuyo principal atractivo es su paisaje. Un comportamiento que debemos reconducir ya que hay suficientes elementos de preocupación.

Imagen 1: Portada del libro Lo pequeño es hermoso. E. F. Schumacher. 1973
Imagen 2: Caracola pirámide una especie encontrada en la expedición Oceana Ranger. En El País

lunes, 18 de abril de 2011

El Gigantismo; la política de superlativos


Cualquier actividad que deja de reconocer un principio de autolimitación deviene demoníaca.

Lo pequeño es bello. E.F. Schumacher. 1973

Una conclusión salta a la vista al realizar un somero y rápido vistazo a la geografía canaria después de casi 20 años de gobierno conservador; la escala de los más importantes proyectos acometidos, ha alcanzado unas dimensiones colosales en cualquiera de los campos de la sociedad en la que situemos el foco. Conviene tener presente este aspecto porque los principales planes de nuestros representantes para la próxima legislatura prometen agigantar aún más sus dimensiones; Tindaya en Fuerteventura, el puerto de Granadilla y el cierre del anillo insular en Tenerife, el puente de Las Angustias en La Palma, los proyectos ferroviarios en las islas capitalinas incluida esa locura denominada Transrapid…Hasta conectar Lanzarote y Fuerteventura mediante un puente o un túnel se ha planteado (Casto Berriel Fuerteventura y Lanzarote, unidas por un puente. Canarias Ahora. 14.04.2011O también, Sergio Lloret: Es fundamental el acercamiento de Fuerteventura y Lanzarote, ya sea con un puente o con un túnel). Visto en retrospectiva, aquellos conciertos multitudinarios de los 90 promovidos por las instituciones canarias y publicitados con gran fanfarria en los medios, fueron un curioso antecedente de esta política de superlativos, reafirmada con la llegada de las grandes superficies comerciales que han originado zonas urbanas hiperdimensionadas, hipertrofiadas e hipercolapasadas.

Una política del gigantismo donde no se ha respetado límite alguno y donde las directrices que la han vertebrado han sido cuanto más rápido, más caro y más grande, mejor. Una forma de actuación cuya principal consecuencia ha sido más deterioro medioambiental, más coste económico y más gasto energético. ¿Los perjudicados? No esperen ustedes que ninguno de nuestros representantes muestre algún tipo de empatía por ellos si no es en periodo electoral. La política, como indican una y otra vez las encuestas del CIS, ha abandonado los intereses de la gente corriente para abrazar otro tipo de intereses más vinculados a los grandes grupos empresariales, en detrimento, en primer lugar, del territorio y el medio ambiente que soporta estas intervenciones fuera de escala; las arcas públicas, mayormente, que costean estos proyectos sin visos de rentabilidad social alguna en segundo lugar; y el propio ser humano en tercer lugar. No olvidemos que todas estas medidas violan irresponsablemente las leyes de la naturaleza y sus efectos perniciosos revertirán sobre el ser humano en algún momento.

A juicio de este observador, tres han sido las vías por medio de las cuales se ha contribuido ha apuntalar este gigantismo:

La vía ideológica, identificando el concepto de progreso con el desarrollo de infraestructuras de todo tipo, cuanto más grandes, más beneficiosas para la comunidad. Una falacia amplificada por los medios de comunicación, los empresarios que las promueven y los políticos que las avalan, al tiempo que son aceptadas acríticamente por la mayoría de la sociedad. Esta santísima trinidad que podemos denominar el establishment, no pierde oportunidad en relacionar todo este gigantismo con un tipo de progreso que no es más que deterioro social y medioambiental. Los ejemplos a diario son abundantes. En pleno siglo XXI  estos individuos siguen blandiendo ideas caducas y superadas para alcanzar poder político y económico. ¡Qué gran innovación!

La vía económica, la RIC. Ese instrumento a través del cual la élite empresarial ha quedado exenta del pago, casi completo, del impuesto de sociedades a cambio de hinchar una enorme bolsa de recursos económicos que se ha empleado para realizar grandes inversiones generadoras de ingentes plusvalías. Grandes rentas que han revertido a las manos de esa élite empresarial. La generación de empleo, objetivo que se contempló en la génesis de la RIC, ha quedado en un segundo plano.

La vía política, mediante la connivencia, con evidentes signos de delito, entre la clase económica que promueve estos proyectos y la clase política que les otorga carta de naturaleza. Los tentáculos del poder económico se han extendido a la esfera política a través de la financiación de campañas y partidos políticos. Una ley que no exige transparencia en el funcionamiento de las formaciones políticas y no reconoce como delito la financiación ilegal de partidos, les ampara.

Una política del gigantismo que ha tenido y tiene tres ejes principales y cuya intensidad ha crecido a lo largo de los últimos 20 años:

1º- Unas infraestructuras urbanas y del transporte cuyo impacto en el territorio ha tenido evidentes efectos transformadores en el mismo. La última muestra es el denominado Centro Insular del Motor que se construirá en Atogo, Tenerife. El centro, que ocupará 1,3 millones de metros cuadrados y para el que se han tenido que expropiar cerca de unas 4.000 parcelas, con la excusa ya cansina del interés general, es un ejemplo más de que por estas islas no se abandona el gran formato. (La Cotmac da luz verde al circuito insular de velocidad. Diario de Avisos. 01.04.11)
2º- Unas infraestructuras turísticas orientadas de forma irresponsable hacia la masificación y el modelo de sol y playa. Un turismo masivo pero low cost que evidencia la completa falta de ideas de nuestros representantes, centrados en resolver el drama del desempleo facilitando solo la entrada de más cantidad de turismo. Aún contando con una legislación que garantiza la protección de gran parte del territorio canario, no ha sido óbice para la expansión descontrolada de esas intensivas plantaciones de apartamentos capaces de remontar los espacios más insospechados de cada isla, a pesar de sedicentes moratorias o quizás por causa de ellas mismas.
3º- Una política energética que lejos de estar dirigida a facilitar la eficiencia intensifica la dependencia del petróleo de esta comunidad. Las claras intenciones del lobby gasista de desembarcar en las islas vendiendo esa presunta alternativa limpia, barata y segura que dice ser el gas, no ayuda en los más mínimo a reducir la excesiva dependencia de los combustibles fósiles que presenta Canarias. Una política energética que adolece de criterios de gestión de la demanda orientados a pacificar, calmar y reducir en lo posible el tremendo gasto energético realizado, única vía factible para salvar la crisis energética que se avecina, más urgente que el propio cambio climático porque sus dramáticos efectos se verán en el corto plazo.

En este contexto, donde priman los comportamientos bulímicos producto de que el tamaño importa, adquiere necesidad especial una nueva forma de hacer política que privilegie la pequeña escala y el formato reducido o, al menos, una escala adaptada a nuestro entorno. Es preciso que en Canarias esa política del gigantismo que durante casi 20 años ha sembrado el territorio de los más grandes e impactantes proyectos, se abandone y sea sustituida por una política de lo pequeño que tenga por fin último la cooperación con el entorno natural, resolviendo los desafíos que nos presenta a través de soluciones silenciosas, de bajo consumo energético y de respeto con el medio donde se insertan. Hay todo un mundo de oportunidades en este campo que pueden derivar en la creación de nuevos puestos de trabajo, sobre todo en un territorio tan dotado desde el punto de vista climatológico y paisajístico.

Esta política de superlativos que hemos padecido no funciona y esto no es una arrogancia, es un hecho que se ha traducido en una realidad pésima; 30% de tasa de paro, 30% de economía sumergida y 30% de pobreza relativa. Los principales indicadores sociales en Canarias están a la cola en toda España. ¿Dónde estamos en aplicación de la ley de dependencia, en eficiencia energética, en valoración de nuestros servicios de Sanidad, en Educación…?. Supongo que esa política del exceso ha tenido algo que ver, por eso la urgencia de abandonarla.

Un comentario final a modo de epílogo, un día después de publicar el artículo (19.04.2011):

Hay un nuevo ejemplo de esta política del Gigantismo que todo lo inunda en estas pequeñas islas, muestra adicional de que la gran escala, el gran formato, es lo que se vende por aquí con total alegría y sin reparar, aparentemente, en que otras necesidades son más urgentes. En este caso leo con estupor que el cantante Sting vendrá a Gran Canaria para ofrecer uno de sus concierto. Y si hacemos caso a la noticia el siguiente será nada más y nada menos que Bruce Springsteen. Ya lo intentaron con el gran Dylan sin éxito, en su momento. (Sting, en concierto, con entradas de 40€ y 50€. Canarias Ahora. 19.04.11)

Un Gigantismo que también alcanza la cultura como se puede ver. La cultura... de fuera, mientras la interna envilece o para la que no se dedican tan generosas partidas presupuestarias. !!Qué lo disfruten¡¡.


Imagen 1: El puente de Los Tilos. La Palma. En flick. Lutz Hirschmann http://commons.wikimedia.org
Imagen 2: Una tuneladora gigante

miércoles, 13 de abril de 2011

Decadencia de las ciudades


¿Qué sentido tienen vuestras obras? -pregunta-.
¿Cuál es el fin de una ciudad en construcción sino una ciudad? ¿Dónde está el plano que seguís, el proyecto?

Las ciudades invisibles. Italo Calvino (1972). Pág. 136

Las ciudades invisibles, el sugerente libro de Italo Calvino, es un homenaje a la ciudad como espacio utópico frente a la realidad de aquel momento, 1972, cuando comenzaban a sufrir los efectos de un desarrollo insostenible que tuvo su primer cisma justo un año después, con la primera crisis energética. Calvino efectúa una mirada crítica a su entorno en sentido figurado y acierta al enumerar los principales problemas del mundo urbano. Por ejemplo, la amenaza de que las ciudades dejen su destino en manos exclusivas de algún iluminado que cree ver hacia dónde tiene que evolucionar la ciudad, al mismo tiempo que se paga un coste de oportunidad irrecuperable; Hubo en todas las épocas alguien que, mirando a Fedora tal como era, imaginó el modo de convertirla en la ciudad ideal, pero mientras construía su modelo en miniatura Fedora ya no era la misma de antes y lo que hasta ayer había sido su posible futuro ahora sólo era un juguete en una esfera de vidrio (Pág. 45). Unas palabras que deben de ser familiares para estas islas donde los PGO se han convertido en evidentes herramientas de desorden al servicio de unos pocos.

Qué gran invento, la ciudad, ese espacio donde el movimiento es permanente. Todo crece, hacia arriba, a lo ancho, hacia el subsuelo. El lugar donde millones de seres esperan encontrar un futuro económico, enriquecimiento cultural e intelectual, también historias de amor y de desamor. Un universo multidimensional donde conviven existencias anónimas y comportamientos hipersociales. Calvino reivindicaba la necesidad de que el entorno urbano fuese un espacio vivo; Es inútil decidir si ha de clasificarse a Zenobia entre las ciudades felices o entre las infelices. No tiene sentido dividir las ciudades en estas dos clases, sino en otras dos: las que a través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos y aquellas en las que los deseos, o logran borrar la ciudad, o son borrados por ella. (Pág. 49). Un entorno que parece funcionar de forma caótica pero en realidad es articulado por un engranaje ordenado y escondido.

Sin embargo, ¿Hacia dónde han evolucionado las ciudades? Su tendencia a la masificación, la hipermovilidad de sus medios de transporte, la congestión de los desplazamientos, la polución y el ruido, el comportamiento individualista, los obstáculos para encontrar un empleo, la dificultad de establecer relaciones duraderas y cercanas, la hipercompetencia…, caracterizan a los emplazamientos urbanos como lugares infames más que la utopía que algunos vaticinaron tiempo atrás. Nuestro autor ya alertó del peligro del crecimiento urbano sin control que lleva a la ciudad difusa; Es hora de que mi imperio, ya demasiado crecido hacia fuera, (…) empiece a crecer hacia adentro (…) El Gran Kan contempla un imperio cubierto de ciudades que pesan sobre la tierra y sobre los hombres, abarrotado de riquezas y de estorbos, recargado de ornamentos y de misiones, complicado por mecanismos y jerarquías, hinchado, tenso, turbio. Su propio peso es el que está aplastando al imperio...(Pág. 87).

Y en un contexto preelectoral cercano a unas elecciones autonómicas ¿Qué es lo que nos ofrecen las distintas opciones políticas para mejorar las ciudades canarias?. Poco, muy poco. O a lo sumo, más de lo mismo para unos entornos urbanos con enormes posibilidades y que sin embargo, evolucionan hacia escenarios sombríos más cercanos a la distopía cinematográfica; Tal vez el mundo entero, traspasados los confines de Leonia, esté cubierto de cráteres de basuras en ininterrumpida erupción, cada uno con una metrópoli en el centro. (Pág. 126).

Percibimos una ausencia flagrante de ideas innovadoras por parte de las formaciones políticas que contribuyan a hacer de las ciudades canarias un espacio menos violento con lo que nos han dejado en herencia; Una descripción de Zaira tal como es hoy debería contener todo el pasado de Zaira. Pero la ciudad no cuenta su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas…. (Pág. 25). También un entorno más amable y sostenible con el territorio; Los finos zancos que alzan del suelo a gran distancia uno de otro y se pierden entre las nubes, sostienen la ciudad. (…) Nada de la ciudad toca el suelo salvo las largas patas de flamenco en que se apoya (…) Tres hipótesis circulan sobre los habitantes de Baucis: que odian la tierra; que la respetan al punto de evitar todo contacto; que la aman tal como era antes de ellos… (Pág. 91). Las ciudades se han convertido en lugares sin límites, donde la autocontención no existe; Ésta es la base de la ciudad: una red que sirve para pasar y para sostener (…) Saben que la resistencia de la red tiene un límite (Pág. 89). Sorprende que de forma reiterada se bombardee mediáticamente a la población tinerfeña sobre la conveniencia de unir los núcleos urbanos de La Laguna y Santa Cruz, por lo demás virtualmente unidos a golpe de expansión urbana; La pregunta que ahora comienza a rondar por tu cabeza es más angustiosa: fuera de Pentasilea, ¿Existe un fuera?¿O por más que te alejes de la ciudad no haces sino pasar de un limbo a otro y no consigues salir de ella?

Sobre todo echamos de menos propuestas orientadas a crear más oportunidades económicas para los que viven en ellas, más allá de las improbables e irreales oportunidades de empleo que dice crear el Sr. Rivero (Rivero se muestra optimista en conseguir los 80.000 empleos antes de junio. Canarias 7. 28.02.2011). Lejos de trabajar por una propuesta urbana conjunta dirigida a alcanzar un modelo de ciudad deliberado, se improvisa, se lanzan propuestas inconexas que entran en contradicción con otras iniciativas desarrolladas por las mismas formaciones políticas. El resultado más inmediato es que las ciudades evolucionan a golpe de proyectos electoralistas que buscan movilizar al electorado más que a resolver problemáticas enquistadas. ¿Se debate sobre el tipo de ciudad que queremos? ¿Se implica en ese debate a todos los actores que interactúan en la ciudad, desde el político al ciudadano? ¿Qué modelo de ciudad propone cada formación política? ¿En qué se diferencian?

Cuesta entender la propuesta del Sr. Bermudez para Santa Cruz de Tenerife de crear un carril bici entre los núcleos de Añaza y Las Teresitas (Bermúdez quiere unir Añaza y Las Teresitas con un carril bici. Diario de Avisos. 28.02.2011) si no es para motear de verde la política de Coalición Canaria. La misma que ha apostado sin remilgos por la vía litoral (La Vía Litoral estará lista en 2012. Diario de Avisos. 09.03.10) o que ha sido capaz de impulsar las más impactantes obras de ingeniería en Canarias descartando la convicción de que son los recursos naturales los que hacen avanzar los núcleos urbanos; Se supone que Isaura, ciudad de los mil pozos, surge sobre un profundo lago subterráneo. Dondequiera que los habitantes, excavando en la tierra largos agujeros verticales, han conseguido sacar agua, hasta allí y no más lejos se ha extendido la ciudad (…) un paisaje invisible condiciona el visible (Pág. 35). También hay que hacer un esfuerzo para entender la nueva área de ocio que propone el candidato de CC (Bermúdez desecha la playa y propone ahora un área de ocio. La Opinión. 04.03.2011) desechando de un plumazo el también interesado proyecto inicial, planteado hace tan solo seis meses, de crear una playa desmontando parte de las instalaciones del puerto de Santa Cruz (¿Santa Cruz necesita una gran playa?). Y qué decir de la iniciativa del CCN de transformar el Palmetum en una zona de ocio (El Palmétum, sede del ´bonchódromo´. La Opinion. 06.11.2010). Continuamos creando zonas especializadas en funciones que tanto daño produce al núcleo urbano de las ciudades, generando más desplazamientos y por tanto congestión, mientras se sigue apostando por un modelo que crea lejanía.

Por su parte en Gran Canaria se apuesta por convertir la ciudad en Capital Europea de la Cultural mientras las dificultades sociales y económicas se reflejan en una tasa de desempleo del 28% y un índice de fracaso escolar del 35%. ¿Qué fue de aquél interesante concurso público convocado por el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en 2009, para mejorar el litoral de la ciudad que tuvo como resultado una doble propuesta ganadora (Una ciudad inteligente para todos” y “10 parques x 10 paseos”)? ¿Es la crisis lo que ha evitado que se avance en esa línea? ¿O el concurso no fue más que otra de las estrategias políticas que pretenden maquillar la política municipal?

La ciudad utópica aún está por construir. Lo que preocupa, lo desasosegante es que cada vez más nos esforcemos por convertir la ciudad en un espacio más hostil. A pesar de todo, tal como nos indica Calvino, ...habrá que buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio. (Pág. 171).

Imagen 1: Una calle de El Toscal, Santa Cruz de Tenerife
Imagen 2: Parque La Granja. Santa Cruz de Tenerife
Imagen 3: Barrio de San Juan. Las Palmas de Gran Canaria

viernes, 1 de abril de 2011

Inside Job; La mafia que nos gobierna


¿Por qué no se emprende una investigación más sistemática? (sobre la crisis)
Porque encontrarían a los culpables.

Nouriel Roubini. Economista
Inside Job

Un análisis sosegado del documental Inside Job, ganador del Óscar al mejor documental en la última edición, deja un sabroso y reconocible gusto a novela negra. Pero lejos de ser una ficción, el documental cuenta a través de un vitalista guión el proceso de implosión del sistema financiero mundial, con sede en EE.UU. y causante de la actual crisis económica mundial, con políticos, financieros, instituciones económicas internacionales, entidades bancarias y docentes de economía en el papel de unos actores muy creíbles cuyo principal leitmotiv ha sido y es el sofisticado pillaje a gran escala.

A principios del 2002, en pleno boom de la burbuja financiera e inmobiliaria, cuando ya no se creía en los ciclos económicos sino en el inagotable crecimiento económico alentado por la fortaleza del sistema financiero mundial, Joseph Stiglitz, advirtió de la facilidad con la que se podían comprar voluntades políticas por medio de un sistema de financiación de campañas electorales oscuro y secuestrado por la influencia de determinados lobbys. También puso el acento en el conflicto de intereses entre unas firmas de auditoría que carecían de alicientes para auditar de forma objetiva la situación financiera de sus clientes, de los que recibían importantes sumas de dinero, lo que incentivaba las prácticas contables fraudulentas. Todo ello en un contexto de exacerbada tendencia a la desregulación financiera que posibilitaba vía libre a este tipo de comportamientos. Estas fueron las claves de la caída del gigante energético estadounidense Enron Corporation en el 2001. (El capitalismo de amiguetes al estilo americano. J. Stiglitz. El País. 14.02.2002). Por eso las principales tesis que se desgranan en el documental de Charles Ferguson no nos sorprenden en absoluto sino que nos reafirman en la idea de que el mundo está gobernado por una refinada, planificada y organizada mafia que además se conocen entre ellos.

Nos percatamos hace mucho tiempo que los poderes económicos siempre se habían confabulado para obtener de la esfera política determinadas prerrogativas y componendas que favorecieran sus intereses particulares, siempre orientados a la búsqueda del máximo beneficio. Al fin y al cabo desde Adam Smith sabemos que es algo innato en el ADN del poder económico, conspirar para reducir las fuerzas competitivas del mercado y operar en régimen de monopolio. Lo inédito es la insolente facilidad, impunidad y descaro con el que unos señores que controlan el devenir económico-financiero de un país, están tan bien introducidos y relacionados con las altas esferas políticas, a las que influyen, unas veces de forma directa y otras por medio de potentes lobbys económico-financieros. El objetivo, intentar aprobar leyes orientadas a desregular a gran escala las estructuras económicas que articulan un país al objeto de flexibilizar sus controles. Una relajación de cortapisas que incentivó la expansión y multiplicación de complicados y sofisticados derivados financieros (subprimes, CDS, EDS...) por medio de los cuales las entidades bancarias no solo evitaban riesgos, también los trasladaban al resto de actores que intervenían en el proceso financiero, con el beneplácito de esa estafa institucionalizada que han sido y son las agencias de calificación de riesgos.

Un hecho, constatado con elocuencia a lo largo de toda la narración, prueba de cargo indiscutible de la degradación de esta sociedad, es la estrecha connivencia que mantienen la esfera económica y la esfera política con evidentes tintes delictivos y/o corruptos. Una connivencia que anula la clásica dicotomía libertad de mercado vs. intervencionismo estatal que se nos vende desde los medios con interesada pedagogía. En último término la clase política legisla, pero no para organizar y/o facilitar la convivencia de la Comunidad en el espacio público/privado, sino para favorecer los intereses del colectivo económico-financiero que la ha fagocitado por diversos medios. La facilidad con la que financieros se transforman en elocuentes políticos y políticos se convierten en codiciosos financieros, en un intercambio de papeles digno de la mejor obra de teatro, es una muestra tangible de ello.

Una reiterada y familiar pasarela entre el mundo de la política y la esfera de la economía que garantiza prerrogativas y cadenas de favores mutuas con un incuestionable conflicto de intereses que se ignora deliberadamente. A cambio nos venden el bulo ese de la mano invisible del mercado soportada por una democracia de pacotilla que da a luz esa contradicción a la que denominan democracia de mercado. Un sistema político-económico convenientemente justificado desde la etapa de Reagan por el mundo académico, los principales centros docentes del país y diversos Think Tank, con un relato hipotéticamente contrastado que se traduce en políticas fiscales regresivas, eliminación de controles a la actividad económica, reducción del gasto social, etc, ignorando el sufrimiento que imponen esa clase de medidas a la colectividad. Un brazo académico-ideológico que participa de este jugoso festín de componendas aleccionando y adoctrinando hábilmente tanto a estudiantes, hoy acríticos alumnos, mañana fervientes defensores de este credo neoliberal, como también al público general por medio de unos mass media que actúan como eficientes creadores de opinión favorable a ese ideario económico. Una monumental falta de ética que se muestra evidente para cualquier profano. Estos presumibles docentes, sin embargo, prefieren ignorarla, quedando retratados como auténticos mercenarios ideológicos a sueldo de los grandes conglomerados financieros, a los que el film despoja de argumentos en su propio terreno, el de las ideas.

La pregunta pertinente que nos hacemos a medida que avanza el film, es tan irreprochable como ingenua; ¿Cómo hemos permitido todo este torrente de corrupción? La respuesta está en la insultante y completa ausencia de asignación de responsabilidades a los arquitectos del actual sistema financiero y a la clase política que les ha abierto el camino, amparados por un sofisticado engranaje donde prima la irresponsabilidad. Una irresponsabilidad permitida, alentada y convenientemente organizada (Ulrich Beck. 1995) por el tándem político-financiero y sus grandes baluartes internacionales (agencias de calificación, FMI, BM...), que en última instancia garantiza la supervivencia de este andamiaje económico-político, rescatado de la quema reiteradamente, obviamente, con ingentes sumas de dinero público. Un bucle perverso difícil de detener porque no se quiere decir NO a los bancos, ni denunciar los impunes desmanes que se cometen en nombre de una presunta democracia y una supuesta libertad que los medios de comunicación pregonan a los cuatro vientos y las maquinarias políticas no dejan de repetir como un soniquete que nos encandila en cada cita electoral. Tampoco parece existir una justicia capaz de cumplir firmemente con su cometido.

Un documental pesimista que dibuja un futuro con alta probabilidad de reeditar todo este pasado aterrador, salvo que la ciudadanía quiera decir NO a las entidades financieras como se ha hecho en Islandia (en el pasado laboratorio de experimentación de este poder financiero neoliberal, al igual que Irlanda) en un ejercicio de democracia directa sin precedentes en Occidente. (Islandia, el país que castiga a los banqueros culpables de la crisis. 24.03.2011). Esta parece ser la única salida.