lunes, 21 de marzo de 2011

El Lobby nuclear, una salud de hierro

   
… los nuevos problemas no son las consecuencias de fracasos accidentales, sino de los éxitos de la tecnología (…) Los progresos de la ciencia y la tecnología durante los últimos siglos han sido tales que los peligros han crecido aún más rápidamente que las soluciones

Lo pequeño es bello. E. F. Schumacher. 1973.

Sorprende lo acostumbrados que estamos en Canarias a dar pábulo a todo tipo de afirmaciones gratuitas e interesadas de ciertos personajes que creen ser innovadores en algún campo concreto. Mientras en determinadas tribunas se les otorga cobertura sin concesiones, las voces discrepantes se censuran o al menos no gozan de esos mismos púlpitos mediáticos. Es el caso de las declaraciones realizadas por el Sr. Benicio Alonso el pasado mes de enero, al plantear la posibilidad de introducir la energía nuclear en Canarias como una opción alternativa para el suministro energético de las islas (Benicio Alonso plantea introducir la energía nuclear en Canarias. La Opinión. 20.01.2011). La inexistencia de un debate sereno y argumentado que justifique determinados razonamientos que en ocasiones se lanzan a los cuatro vientos con mucha liviandad (Canarias será un pueblo orgulloso de ser atómico) y único objetivo de completar primeras planas o sesgar interesadamente determinados debates, es una muestra más de la baja calidad democrática que inunda Canarias. Estos personajes lo único que consiguen es apuntalar viejas estrategias en un momento en el que la civilización humana necesita un cambio a nivel social, económico y político para reconducir una sociedad a la deriva.

Llama la atención algunas afirmaciones de este sujeto como que en Canarias no ha habido una política energética nunca; todo está muy politizado si tenemos en cuenta que el Sr. Alonso es consejero del Consejo Consultivo de Endesa, una empresa con evidentes intereses en el sector atómico, además de miembro de la ejecutiva insular del PP de Tenerife, un partido político que ha mostrado abiertamente sus intenciones de impulsar la generación de energía por vía nuclear. El dilema nuclear requiere de un debate objetivo, independiente y público para dilucidar su idoneidad y evitar afirmaciones tan faltas de contenido como que el problema de los residuos está casi resuelto, ya que se están ensayando fórmulas para que éstos se minimicen muchísimo (B. Alonso dixit).

Una postura refrendada por el propio Alonso el pasado viernes día 18 (Benicio Alonso apoya la energía nuclear en las Islas. La Opinión. 18.03.2011) a pesar de lo sucedido en Japón y de que el propio Organismo Internacional de la Energía Atómica prohíbe este tipo de centrales en territorios insulares (No habrá centrales nucleares en Canarias. La Opinión. 21.01.2011). En su discurso también parece olvidar que las reservas de uranio son limitadas (estas infraestructuras podrían estar operativas en unos 50 años) y que una apuesta firme por la energía nuclear implicaría una construcción masiva de reactores. Algunos expertos sitúan el agotamiento de las reservas de uranio en el breve plazo de unos 30 años.

Puede parecer oportunista criticar la generación de energía por vía nuclear en estos momentos pero de todos es conocido que el suceso ocurrido hace unos días en Japón no es el único accidente nuclear grave ocurrido en la reciente historia humana (¿Cuántos han sido ocultados por el lobby nuclear?) y hay una amplia bibliografía que pone en tela de juicio la idoneidad de la energía nuclear, al menos desde los años 60. Las razones básicas, de una contundencia apabullante, son cuatro y están rotundamente documentadas y justificadas (El espejismo nuclear. ¿Por qué la energía nuclear no es la solución sino parte del problema. M. Coderch y núria Almiron. 2008):

1. Seguridad no garantizada. En una sociedad donde el egoísmo y la envidia son el motor de actitudes competitivas que a su vez son el germen de conflictos bélicos que no garantizan la paz, parece descabellado descartar que algún día se le ocurra a alguno de los desalmados que medran bajo la connivencia de Occidente, atentar contra alguna central nuclear. El mismo movimiento ecologista ha demostrado en muchas ocasiones la inseguridad de estas instalaciones. (Los servicios de inteligencia advierten de que las nucleares españolas son vulnerables. El País. 21.03.11).

2. Económicamente no rentables. ¿Hay alguna central nuclear promovida exclusivamente por agentes privados? No, todas han sido construidas por entes estatales o en entornos de monopolio regulado en los que el riesgo es asumido por los consumidores o el propio Estado y no por el operador eléctrico que las explota.

3. Riesgo de proliferación nuclear. ¿Ha servido de algo la ratificación del Tratado de No Proliferación Nuclear en 1970?

4. El dilema de los residuos. Un dilema irresoluble porque para su desactivación solo hay un antídoto; dejar pasar el tiempo a una escala tal que supera toda perspectiva humana (25.000 años). Esto traslada el dilema al problema de la ubicación de los residuos en almacenes. ¿Quién desea vivir al lado de un cementerio nuclear? ¿Una compensación económica a las poblaciones que albergan estos almacenes es una justa retribución frente a un problema del que se desconocen sus potenciales efectos?

El lobby nuclear, un conjunto de individuos y empresas muy activos mediáticamente, con mucho poder económico y con una influencia política capaz de modificar la estrategia nuclear del gobierno español (El Gobierno acepta que las nucleares puedan funcionar más de 40 años. Público. 16.02.2011), no ha logrado refutar ninguna de estas cuestiones pero sí ha sido muy hábil a la hora de hacer creer a la opinión pública que la energía nuclear puede ayudar a mejorar la vida humana. Su influencia ha sido y es igual de apabullante que los argumentos esgrimidos contra ellos, lo que demuestra que mantienen una salud de hierro. Accidentes tan graves como el de Theree Miles Island (1979) y sobre todo el de Chernobil (1986) provocaron que los prebostes del lobby replegaran sus estrategias durante un tiempo, desplegando otras maniobras más sutiles que los alejaron de las primeras planas mediáticas. La amplia y sorda campaña iniciada desde la primera crisis del petróleo en 1973, según la cual la energía nuclear sería una opción a valorar ante un escenario de incremento excesivo de los precios del petróleo, hay que apuntarla en el haber de la industria nuclear. Desde los años 90, muy en especial durante la primera década del siglo XXI, el lobby nuclear ha evidenciado una destreza sin parangón al conseguir aunar dos conceptos aparentemente tan opuestos como ecología y energía atómica a través del problema que más se ha debatido en los últimos tiempos, el problema del cambio climático, último leit motiv de parte del movimiento ecologista. Demostración evidente de que han sabido moverse sibilinamente entre las cañerías del poder político y social es haber conseguido introducir la energía nuclear como una alternativa solvente, siempre según su interesado discurso, en la resolución de un problema, el cambio climático, que hunde sus raíces en el error de creer que el problema de la producción se ha resuelto (Lo pequeño es hermoso. E. F. Schumacher. 1973) y desdeñando por completo la idea de que en un mundo finito es imposible satisfacer necesidades infinitas. Qué gran inmoralidad, pretender resolver un problema eminentemente ambiental con una presunta solución ecológica que en realidad oculta un problema endemoniado. Una soberana mentira que pasará factura a escala mundial el día menos pensado.

El ser humano ha demostrado no aprender de sus errores y a lo largo de la historia hay conspicuos ejemplos de ello. En la nueva etapa post-Fukushima, a la que tendrá que enfrentarse la sociedad mundial, dos cuestiones parecen claras:

1- Las centrales nucleares, que desgraciadamente continuarán construyéndose (Los pronucleares velan armas en España (de momento). 20.03.2011. El País), tendrán que invertir más recursos económicos en su seguridad. Esto implicará mayores costes que irán en detrimento de su competitividad.

2. Un accidente nuclear es totalmente incontrolable, algo que ya anticipó Ullrich Beck en La Sociedad del riesgo unos meses antes de la catástrofe de Chernobil. Es incontrolable tanto por el desconocimiento sobre cómo resolver una situación crítica como la fusión del núcleo de una central, como por la ignorancia respecto al tratamiento de los efectos que provocarán en la humanidad la liberación de altas dosis de radioactividad. A buen seguro terminarán introduciéndose en la cadena trófica y reproductiva de los animales, plantas y del propio ser humano. (Yodo radioactivo en leche, espinacas y agua. Público. 19.03.11) .Un bucle perverso que sitúa al hombre como causante de los mayores desastres y también como víctima última de sus depravadas invenciones. Un justo precio.

Imagen 1: Central nuclear en Amberes. En presseurop.eu
Imagen 2: Central nuclear de Three Miles Island. En www.energia-nuclear.net


Breve apunte a modo de epílogo a casi un mes de la catástrofe (04.04.11):
Vertidos de agua contaminada al mar de forma indiscriminada, fugas constantes de radiactividad, falta total de transparencia en la información proporcionada al público, errores en las mediciones de radioactividad realizadas por Tepco (la empresa que opera la central), altas probabilidades de nacionalizar Tepco (con lo que se vuelven a socializar las pérdidas), ausencia de un plan solvente que permita, al menos, afrontar la grave situación en la que se encuentran los reactores, aplicación de medidas de contención a la desesperada, como intentar refrigerar el núcleo de los reactores con agua del mar (lo que está contraindicado)… son algunas de las muestras de que la situación en Fukushima tardará en quedar estabilizada y la prueba de cargo indiscutible de que la energía nuclear es incontrolable. Y lo que es peor, sus efectos, de los que sabe muy poco y se informa menos, impredecibles. (Tepco no tomó medidas "suficientes para evitar el accidente de Fukushima", según el OIEA. 04.04.11. El País)

El accidente nuclear en Fukushima va camino de convertirse, desgraciadamente, en el más grave de la historia humana después de Chernobil. Pero el lobby se replegará y la energía nuclear seguirá existiendo. La sinrazón humana no tiene límites, la codicia tampoco y la ignorancia superlativa.

lunes, 14 de marzo de 2011

Ley electoral canaria; la piedra angular



Conviene tener presente que modificar la ley electoral canaria es una empresa complicada a tenor de lo que establece el Estatuto de Autonomía. Su modificación implica la aquiescencia de las 2/3 partes de la cámara parlamentaria, es decir, de al menos 40 diputados del Parlamento. Un condicionante superior al exigido para la modificación del propio Estatuto de Autonomía, para el que se requiere solo la mayoría absoluta. Este hecho sitúa a la ley electoral como la auténtica pieza angular de todo el sistema de poder que existe en el archipiélago desde hace casi 30 años. Condición que implica que para reformar la ley es necesario el consenso de los tres grandes partidos que dominan la tramoya política en Canarias (CC-PP-PSOE). La pregunta es; ¿Estarán interesados en modificar un sistema electoral que cierra la entrada de nuevas formaciones y que a buen seguro les traerá pérdida de votos? ¿Están dispuestos a modificar la sobrerepresentación de las islas periféricas?. Probablemente no o al menos tienen muy pocos incentivos para ello. La ley electoral canaria es susceptible de modificación desde que se aprobó el Estatuto de Autonomía el 10 de agosto de 1982. Una ley que se elaboró defendiendo los intereses de estas formaciones y teniendo en cuenta una realidad social que después de 29 años ha cambiado sustancialmente. Las iniciativas para impulsar una reforma efectiva de la misma han sido nulas.

La ley electoral canaria es la más restrictiva de todo el territorio nacional. Contiene lo que algunos denominan la doble barrera. Para que una formación política pueda tener representación en el parlamento canario, precisa obtener al menos el 30% de los votos válidos emitidos en la circunscripción insular o bien, sumando todas las circunscripciones en donde hubiera presentado candidatura, al menos, el 6% de los votos válidos emitidos en la totalidad de la Comunidad Autónoma (Estatuto de Autonomía. Disposición Transitoria Primera, punto 2. Pág. 16). Consecuencia fundamental; En los pasados comicios, aproximadamente un 16% de los sufragios emitidos no alcanzaron representación política suficiente para estar en el Parlamento (unos 155.000 votos). En el resto de España esta barrera oscila entre el 3% y el 5% de los votos y solo existe la barrera autonómica, lo que nos proporciona una idea clara de las dificultades que deben salvar las formaciones políticas modestas.

También es una ley muy poco proporcional. La escasa relación entre el volumen de población de cada isla y los escaños que la representan en el Parlamento, provoca una desproporción que sobre el papel implica que no todos los votos tengan el mismo valor. El Estatuto de Autonomía fija que el Parlamento se conforme con una distribución de escaños donde más del 80% de la población canaria, la que reside en las islas capitalinas (1.552.530 hab.), está representada por solo el 50% de los diputados que se sentarán en el Parlamento (30). Menos del 20% de la población restante, la que radica en el resto de islas (365.989 hab.) está representada por el otro 50% de los diputados. Una anomalía que no refleja la realidad poblacional canaria y proporciona una sobrerepresentación para las islas no capitalinas. La desvinculación entre el número de diputados que representa a cada isla y la evolución del censo poblacional es otro factor que refuerza la desproporción del sistema electoral canario. Por ejemplo, hoy en día representan a Fuerteventura 7 diputados con una población mayor que la La Palma, que es representada por 8 diputados. Otros aspectos muy bien explicitados por Demócratas para el Cambio, como la existencia de un Parlamento par, los perjuicios de la triple paridad o el % mínimo de votos más altos de toda España necesarios para obtener al menos 1 escaño, son deficiencias que recomiendan una reforma urgente del actual sistema electoral.

Es importante tener presentes estas cuestiones para ser realistas y evitar futuras frustraciones si llegado el caso de que las formaciones políticas que dicen apoyar una modificación de dicha ley, logran estar presentes en el Parlamento pero se olvidan pronto de impulsar dicha iniciativa. La reforma de la ley electoral canaria, una empresa que debería ser una prioridad en el programa político de cada grupo parlamentario, solo podrá modificarse por exigencia y clamor popular. Un clamor popular imprescindible si la sociedad canaria quiere ganar en pluralidad, representatividad y proporcionalidad política, en definitiva, en democracia real. PP, PSOE y CC no parecen estar realmente dispuestos a impulsar una reforma que supone modificar la actual distribución del poder. Implica tirar piedras contra su propio tejado.


Imagen 1. Resultado autonómicas 2007.
Imagen 2. Resultado autonómicas 2003. En El Mundo

miércoles, 9 de marzo de 2011

La política del revival


La sociedad civil española, debilitada por 40 años de dictadura, no se ha fortalecido en democracia, entre otras cosas porque la estructura de partidos la ha suplantado. Esos clubes antidemocráticos y frecuentados más por arribistas serviles que por idealistas del bien común, han impuesto su visión partidista de la realidad.


Un vistazo rápido a las candidaturas presentadas por los partidos políticos mayoritarios a los principales cargos en las próximas autonómicas, no muestran nada nuevo más allá de las mismas caras que desde hace mucho tiempo han estado en primera línea sin hacer otra cosa más que eso, vivir de la política. Con el agravante de incluir imputados entre sus cuadros, lo cual es una evidente perversión (Perversión. E. Gil Calvo. El País. 07.03.2011). Una repetición de los mismos personajes políticos que pronostica una campaña no solo tediosa, aburrida y lánguida en cuanto a propuestas reales se refiere sino que a nuestro juicio despertará más desinterés entre un electorado ya de por sí instalado en la abstención. ¿Puede una clase política que lleva más de 25 años en primera línea conectar con un electorado mayoritariamente más joven con unas inquietudes y demandas diferentes? ¿Está capacitada esta clase política, hija de las condiciones sociales del último cuarto del siglo XX, para proporcionar soluciones solventes y con garantías al presente escenario global y local convulso, complejo y donde las dosis de incertidumbre son abundantes?

Las pretensiones de algunas formaciones de rescatar figuras (¿Del ostracismo?) que en el pasado gozaron de cierta relevancia política, caso de José Miguel Bravo de Laguna que optará a la presidencia del Cabildo de Gran Canaria por el PP, o de la vuelta de viejos conocidos como Lorenzo Olarte (Bravo de Laguna (PP) da la bienvenida a Lorenzo Olarte a la política porque ‘todos podemos ser útiles’. El Digital de Canarias. 04.02.2011) son muy elocuentes. Un inmovilismo cuya consecuencia es una política del revival desarrollada por las mismas caras de siempre y con una ausencia total de originalidad en sus propuestas.

No puede existir una ética y una moral en política sin que antes los actos y la voluntad política estén precedidos por la honestidad, es decir, por la calidad de ser justo, razonable y sobre todo decente, más allá de la habilidad virtuosa para ejercer lo público que pueda poseer algún individuo de forma más o menos innata.

No parece que la partitocracia que rige el devenir de Canarias haya tenido muy en cuenta esta reflexión. No queremos decir que todos los políticos sean deshonestos, pero sí se advierte que la calidad de ser honesto no se encuentra entre las características más valoradas por los partidos políticos canarios, a tenor de las decisiones tomadas de cara a las autonómicas de mayo de 2011. La renuncia de Santiago Pérez en Tenerife a su escaño de diputado regional en el Parlamento canario (Santiago Pérez deja su escaño pero no el PSC. Diario de Avisos. 27.01.11) después de que el aparato de su partido decidiera excluirlo de las listas como resultado de un convulso proceso de primarias, que aún colea, nos invita a pensar en ello. También la negativa de Antonio Morales en Gran Canaria a liderar bajo las siglas de Nueva Canarias una candidatura al Parlamento, o como número dos, junto con Román Rodriguez al Cabildo de esta isla (Morales no será número dos de NC para el Cabildo. La Provincia. 17.02.2011). A nuestro juicio y de acuerdo con el criterio de muchos analistas, no se puede negar que la larga trayectoria de estos dos políticos haya estado regida, ante todo, por la honestidad y la firme creencia en la cosa pública como instrumento esencial para superar una situación económica y social a la deriva. Una concepción de la política, si se quiere, extemporánea, en un momento, donde más y mejor política es un requisito necesario para superar la actual crisis (Los políticos sobrantes. Irene Lozano. El País 07.03.2011). Hoy prima el cortoplacismo, la maximización de los intereses partidistas frente a la resolución real de los problemas de la gente, una peligrosa relación con la esfera económica, la cimentación de pactos entre formaciones sin importar las ideologías y el inmovilismo absoluto entre las figuras presentadas a los principales cargos políticos. A estos caracteriza cada vez más una ideología homogeneizada o la misma falta de ideología, lo que les permite adaptarse mejor a eventuales y oportunistas pactos con otros grupos que les permitan tocar poder.

Siendo un aspecto vital, no es la falta de renovación de los principales cargos políticos lo que más nos preocupe. Los aparatos de los partidos políticos modernos son los que dirigen por encima de los personalismos la agenda política. Probablemente no podría ser de otra forma pero la partitocracia en la que ha transmutado la política en general, anula las visiones renovadoras y refrescantes que puedan eclosionar desde el individuo dentro de una formación política. Se establece así el conflicto del individuo contra el gigante del aparato del partido, en el que quizás pesa mucho el poder interno de las diferentes familias y las fuentes de financiación que nutren su estructura económica, tan oscuras y opacas como antidemocráticas por su falta de transparencia. El resultado de esta pugna desigual es, en la mayoría de los casos, la claudicación del individuo y su pliegue a los dictados del partido.

Lo que quiere decir que una verdadera renovación política solo puede venir a través de un cambio en el engranaje interno de los partidos, democratizando y haciendo más transparente su funcionamiento. También, diseñando e implementando otras estrategias. Un nuevo candidato no garantiza una política renovadora. Lo que urge son nuevas estrategias centradas en resolver una realidad económica acuciada por el paro, un panorama social empobrecido y una situación medioambiental muy deteriorada, en definitiva sustituir el dogma neoliberal. Y es en este punto, tal y como hemos dicho en otras ocasiones (BOP. Una interpretación libre (y 2)) donde nos topamos con una realidad empobrecedora ¿Existe en Canarias una alternativa política real dentro de la esfera parlamentaria?. Existe un consenso general (¿Buscado?), entre las grades fuerzas políticas a la hora de abordar los problemas más relevantes que afectan a la ciudadanía. Nos referimos a Sanidad, Educación, Infraestructuras, Economía, Vivienda, Medio Ambiente… ¿Qué propuestas programáticas realmente diferenciadoras han presentado y ejecutado estos partidos políticos?. A nuestro juicio muy pocas por no decir ninguna.

Un panorama desalentador que muestra que la renovación política está muy lejos de lo que en ocasiones hemos denominado el tripartito (CC-PP-PSOE). Lejos también, quizás, de algunas formaciones políticas con cierta implantación local como Nueva Canarias (NC), el Centro Canario Nacionalista (CCN) o el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) cuyo pequeño tamaño, las conexiones que en el pasado mantuvieron con importantes casos de corrupción o con alguno de los partidos mayoritarios les hace esclavos de un modo de hacer política tradicional que ya no responde a las necesidades de la gente, ni a las necesidades del siglo XXI.

Imagen: Sede del Parlamento de Canarias. Tenerife

jueves, 3 de marzo de 2011

La energía ciudadana

    
Inés Sabanés, diputada por Izquierda Unida en Madrid, era muy clara al plantear hace unas semanas la necesidad de alentar una verdadera corriente cívica capaz de actuar desde los ámbitos académicos, científicos, profesionales, sindicales, ecologistas, de la cultura, con los inmigrantes, precarios, estudiantes, dependientes, parados, etc., como expresión de lucha frente a la impotencia que nos conduce al desastre. (Pongamos que hablo de Madrid. Público. 27.01.11). Una corriente cívica que ya existe en Canarias y que está viva. Al menos así lo indican las importantes y numerosas movilizaciones en las que han participado colectivos muy diversos desde el punto de inflexión que supuso la manifestación contra las torres de Vilaflor el 23.11.2003 en Tenerife.

También en Madrid, se convocó el pasado 19 de febrero un encuentro cuyo propósito fundamental fue iniciar un proceso de convergencia ciudadana alrededor de una red de mesas de encuentro cívico. En palabras de sus promotores persiguen encontrar fórmulas para que la participación y la acción política se inserten con naturalidad en la vida de los ciudadanos y ciudadanas, para generar capacidad de transformación real, para que la discusión y la acción se conviertan en fuente de aprendizaje colectivo y de fraternidad. (Convergencia Ciudadana)Creemos que este y no otro es el modelo a seguir si deseamos provocar un verdadero cambio político en Canarias. Un modelo que facilite el encuentro de todos los colectivos posibles para generar un amplio movimiento ciudadano desde abajo. Una corriente crítica que pueda articular un discurso político alternativo a las políticas actuales y con la suficiente fuerza reivindicativa para generar un cambio en las mismas. Con gran clarividencia la diputada comentaba en su artículo que las iniciativas por sí solas y de modo aislado no son motor suficiente de cambio: es preciso trabajar a favor del cambio, crear un movimiento que permita plantear un discurso de regeneración política y de alternativa para Madrid. Un movimiento que a nuestro juicio debería cristalizar en la creación de una formación política que progresivamente sea capaz de atraer votos y ganar cierta influencia en el Parlamento. Esa energía ciudadana debe canalizarse políticamente de algún modo. Un proceso lento que obviamente solo puede encontrar resultados en el medio plazo.

La esencia de estos movimientos está en trabajar con unos mimbres diferentes a los utilizados en la política convencional, alejándose del modo de hacer política de los grandes partidos. El importante nivel de abstención electoral y la desafección política que indican las encuestas, muestran que hay espacio para implantar un modo de hacer política diferente, donde el único objetivo no solo sea alcanzar mayor cuota de poder. El objetivo debe ser profundizar en el grado de democracia, de participación y de bienestar real de la ciudadanía. Por ello estos movimientos pretenden estar soportados por una amplia base ciudadana con las que están en contacto continuo para resolver y conocer los problemas del ámbito local, facilitando y alentando la participación activa de la ciudadanía en la defensa de sus derechos y en la mejora de su calidad de vida. Huir de los personalismos políticos, una estructura de organización reticular apoyada en las enormes posibilidades que proporcionan las nuevas tecnologías y una organización horizontal con ausencia total de jerarquías, son otras de las características más comunes de estos movimientos.

Nos sentimos incómodos apoyando cualquier iniciativa política, sea del color que sea, pero hay que decir que en Canarias hay algunos grupos políticos que han nacido siguiendo este esquema. Han sido el resultado de iniciativas ciudadanas pioneras que tienen como base los colectivos que han impulsado las movilizaciones contra un modelo de desarrollo económico y social claramente injusto, dilapidador de recursos naturales y sobre el que los voceros oficiales no hacen más que propagar que no hay alternativa posible. Con resultados modestos en las elecciones autonómicas del 2007, las de este año suponen una prueba de fuego y es, a nuestro juicio, la única alternativa a la política de corte tradicional instalada en la falta de rotación de candidatos y la ausencia de propuestas originales que solo aspiran a la política del revival, al más de lo mismo, a mantener el actual status quo.

Un modelo, si se quiere ciudadano y participativo, que necesariamente se topará con la injusta y antidemocrática ley electoral canaria que aunque es un muro muy alto, se puede salvar promoviendo una gran colaboración entre las fuerzas políticas de inspiración ciudadana. No hablamos de unir candidaturas, hablamos de alcanzar acuerdos puntuales en los lugares comunes de sus programas para crear un amplio frente, ciudadano, político y alternativo a las políticas de los tres grandes partidos que dominan la tramoya política en Canarias. Quizás pecamos de ingenuos pero no vemos otra opción realista ante una ley electoral que es una auténtica barrera de entrada al parlamento y que urge ser replanteada.

Un frente que necesariamente debe ser progresista ante la derechización de las políticas de todos los grandes partidos canarios y porque esta crisis multidimensional que azota al mundo desde el 2007 es el resultado de sus políticas conservadoras y neoliberales. Modestamente, creemos que los ejes que debería articular ese gran acuerdo serían:

1º- La defensa de lo público y la aplicación de más Estado para resolver el actual desaguisado. Obviamente un Estado más eficiente que sea capaz de impulsar una regulación efectiva orientada a perseguir el interés general y la eliminación de las desigualdades sociales. Hay servicios que solo un ente público puede ofrecer con equidad e igualdad. La ideología capitalista-neoliberal y todo el entramado de actores que la secundan, ha demostrado ser errónea y esta crisis multidimensional es la confirmación. Resolver la actual situación económica mediante procesos privatizadores generará más desigualdad y consolidará a los de siempre.

2º- El impulso de la participación ciudadana en los asuntos públicos a través de fórmulas realistas de democracia participativa. Es preciso abandonar la actual concepción de la democracia donde la participación se reduce a métodos burocráticos propios del siglo pasado y de encontrar nuevas fórmulas de participación efectiva por parte del ciudadano. Las nuevas tecnologías pueden ayudar mucho.

3º- La defensa del medio ambiente y el territorio como base para crear un modelo de desarrollo alternativo al actual. El medio ambiente, el territorio que nos sustenta, es una categoría que escapa a diferenciaciones ideológicas de izquierdas o derechas. Es una categoría base, central, que afecta por igual a todos y por tanto identificable con gentes de diferentes ideologías.

Por democracia, pluralidad y frescura debemos darles una oportunidad.

Foto 1: Molino de viento.