jueves, 30 de septiembre de 2010

Una costa destruida


“La corrupción política ha sido la batuta que ha dirigido el urbanismo”

Destrucción a toda costa 2010. Greenpeace

En el discurso retórico de la política actual, plagado de palabras grandilocuentes y afirmaciones destinadas a ocupar titulares efímeros que se desvanecen tan pronto cierra la edición del periódico, se ha hablado y se continúa hablando de la necesidad de un cambio en el modelo productivo vigente en la economía española. En Canarias las apelaciones a la necesidad de este cambio no han estado ausentes del debate político a pesar de que una iniciativa de este tipo excede los tiempos cortoplacistas en los que acostumbra trabajar la planificación política.

En el año 2001 la ley de moratoria turística aprobada por el gobierno canario trataba de poner freno a un modelo turístico basado en el crecimiento del número de camas. En ese mismo momento diversas organizaciones, incluidas parte de las universidades canarias, denunciaron que se trataba de una iniciativa legal totalmente inútil y que lejos de revertir la presión urbanística sobre el territorio no era más que una estratagema política para dotar al gobierno de cierta sensibilidad con el castigado territorio canario.

En el último informe de Greenpeace sobre el estado de la costa española (Destrucción a toda costa 2010) se indica que la destrucción del litoral en el archipiélago canario ha alcanzado cotas importantes. La superficie urbanizada en el periodo de 1997 al 2002 creció un 54% y esto a pesar de que únicamente el 40% de su extensión es urbanizable. Tan solo en cinco años (1997 y 2002) la superficie urbanizada creció un 54%. Una presión urbanística que se ha centrado especialmente en los tramos vírgenes de costa. Las islas más afectadas han sido Fuerteventura (con una superficie edificada del 159% en los últimos 17 años) Lanzarote (con un crecimiento del 60%) y Tenerife (con un 51%).

Por tanto la sedicente moratoria turística, tal como quedó denunciado en el 2001, lejos de contener el crecimiento del número de camas turísticas precipitó la concesión de muchas de ellas ante la expectativa de que hubiera una restricción real de las mismas en los años siguientes. Las sucesivas modificaciones de esa ley, que entró en vigor en el 2003, han terminado por producir el efecto contrario para el que se supone, fue ideada, hacer crecer el número de camas turísticas y residenciales.

Según el informe de la organización ecologista, en la destrucción de la costa canaria han influido tres factores fundamentales:

1º- El desarrollo desproporcionado de infraestructuras como puertos deportivos y puertos industriales. La organización destaca que las diferentes administraciones canarias rivalizan unas con otras para convertirse en el referente en esta actividad sin tener en cuenta las consecuencias ambientales que acarrea en el entorno. La ausencia a nivel nacional de un estudio serio que racionalice el volumen y el tipo de infraestructuras desarrolladas hasta la fecha y de un análisis de la viabilidad y/o necesidad de las que están proyectadas, también existe en Canarias donde la máxima que rige las actuaciones parece ser cuanto más mejor.

2º- El incremento de la presión urbanística a través de la multiplicación de la superficie urbanizable para el desarrollo de nuevas plazas residenciales y turísticas que demuestra a las claras que la llamada moratoria turística no fue más que un engaño que ha contribuido a la institucionalización de la destrucción de la costa.

3º- La ausencia de un plan de depuración de aguas residuales y la falta de control en los vertidos ilegales en la costa. El informe denuncia el procedimiento de vertido a través de la instalación, aguas adentro, de los emisarios submarinos por los que se transportan aguas residuales que carecen de un tratamiento específico.

En el origen de la destrucción de la costa hay dos elementos dignos de mencionar.

a- La corrupción política vinculada a cuestiones urbanísticas. Según el informe de Greenpeace en el año 2008 Canarias ostentaba el dudoso honor de ser la comunidad autónoma que, junto a Andalucía, tenía más alcaldes y concejales en el punto de mira de la Justicia por su implicación en tramas de corrupción urbanística. Por ello afirma, no sin razón, que “la corrupción política ha sido la batuta que ha dirigido el urbanismo” y a lo largo y ancho del espacio canario se dan toda una serie de ilegalidades urbanísticas de las que Lanzarote es el paradigma (Los desfases urbanísticos en Lanzarote amenazan su estatus de Reserva de la Biosfera. El País. 06.07.2010) por que ha terminado pareciéndose a ese ejemplo nefasto de la cultura del pelotazo y la corrupción política, Marbella. (Una 'Marbella' emerge en Lanzarote. El País. 17.03.2008)

b- La connivencia de las administraciones públicas. Desde los ayuntamientos, que han actuado como promotoras inmobiliarias en la sombra, recalificando suelos, hasta el propio Ministerio de Medio Ambiente, que allá por el año 2006 anunció una inversión a varios años de 200 millones de euros en obras en el litoral canario, se han sucedido actuaciones que por acción u omisión han alentado la destrucción de la costa canaria a través de la construcción de obras que están muy lejos de estar orientadas a la conservación del litoral. No es de extrañar que se hable de que la administración es el principal delincuente medioambiental.

Al hablar de cambio de modelo productivo se debería reclamar a los políticos actuales mayor rigor y que se dejen de retóricas huecas. Pero sobre todo deberían estudiar sus propias acciones en el pasado que son las que han determinado un presente como el actual y las que configurarán un futuro mucho peor si no se hace algo para detener este modelo de desarrollo dilapidador de recursos naturales.

Foto 1: Playa de las Américas. Tenerife. Greenpeace
Foto 2: Hotel Papagayo Arena en el parque natural del Papagayo. Lanzarote. En http://www.ecoboletin.com/

2 comentarios:

  1. Era de esperar, otro ecologista de los del no a todo. No sé a qué nos vamos a dedicar si no es al turismo, que en la actualidad supone casi el 80% de la economía canaria

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  2. Interesante tu comentario por breve y por conciso, pero sobre todo por efectivo. Me da la impresión de que detrás de este breve comentario hay mucho más por decir. Te animo a que continúes.

    Honestamente creo que eres víctima de la campaña iniciada hace algún tiempo por determinadas instituciones políticas y económicas de Canarias desde donde se ha tratado y se continúa tratando de demonizar al colectivo ecologista canario por oponerse, hasta el momento con mejores argumentos (por tanto lo del “no a todo” es una completa falacia) a algunas intervenciones impulsadas por las instancias públicas.

    Convendrás conmigo en la necesidad de que en una sociedad plural y democrática convivan diferentes colectivos con diferentes opiniones sobre diferentes temas. Lo contrario sería una sociedad enferma y con un déficit democrático a preocupante. Humildemente creo que es lo que pasa en Canarias en muchos aspectos.

    Sobre tu afirmación de catalogar de ecologista el artículo, no puedo más que mostrar mi satisfacción. Ciertamente el sesgo ecologista es un factor importante en estos artículos que tratan de reflexionar desde la humildad sobre la realidad canaria. Sin embargo, opino que el fondo del mismo va mucho más allá. La necesidad de un cambio en el modelo económico, la urgencia de combatir las actitudes corruptas, la necesidad de repensar las infraestructuras que se ofertan como la panacea, la oportunidad que existe en los procesos de renovación de la actual planta hotelera canaria (muy obsoleta en algunos casos), etc, son otros temas que pretendo poner sobre el tapete y que no están necesariamente vinculados con el componente ecologista. También leyendo entre líneas en el artículo se puede deducir a qué nos podríamos dedicar, pero para entenderlo quizás deberías desprenderte de ese dogma de fe de que los ecologistas son los del no a todo y sobre todo que es posible un tipo de turismo más respetuoso, concienciado y honesto con todos.

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