viernes, 26 de febrero de 2010

Discursos políticos obsoletos

  
Con el paso de los años sorprende leer los discursos realizados por responsables políticos que nos representan cada vez que tratan de acreditar un proyecto viario. Repasando las hemerotecas se detecta con cierta facilidad que se repiten ideas hasta la saciedad, se mantienen proyectos caducos y no se plantean innovadoras ideas que aporten soluciones reales, lo que demuestra una flagrante crisis de contenido, de argumentos y de iniciativas.

Las últimas declaraciones del Sr Melchior, interpelado sobre las ampliaciones de las autopistas, van en esa línea:
“Esta ampliación de las autopistas será la última, y llegará el día en que el esfuerzo será mantener las carreteras, no hacer nuevas”. (Ricardo Melchior 28.09.09. Diario de Avisos)
Y coinciden con las realizadas en el año 2003 por Gregorio Guadalupe (viceconsejero de infraestructuras del Gobierno Canario) respecto a la construcción del anillo insular:
“Gregorio Guadalupe dejó claro que estas nuevas carreteras serán las últimas que se construyan y que luego debe apostarse por el transporte público”. (13.11.2003. Diario de Avisos)
Según la política de (in)movilidad del Cabildo en los próximos años se tendrían que acometer las siguientes obras; vía de cornisa, vía exterior, III Fase de la vía de ronda, la vía litoral de Santa Cruz, la variante de la autopista TF-5, además de la madre de todas las obras, el anillo insular.

En ningún caso las infraestructuras son neutrales. Unas infraestructuras sobredimensionadas incentivan una actividad de transportes sobredimensionada porque el tráfico tiende a ocupar todo el espacio disponible. Esto significa que tratar de solventar la problemática del tráfico incrementando el espacio destinado al vehiculo privado implicaría que más carriles incentivarán más uso del vehículo privado, es decir, un bucle perverso que se retroalimentaría, ya que es la oferta la que regula a la demanda y no a la inversa. Esta política seria fatal en un territorio limitado, frágil y “protegido” como Canarias.

Si partimos de la hipótesis, enormemente discutible, de que todas estas infraestructuras son necesarias y que se van a construir, podemos hacernos la siguiente pregunta; ¿Es necesario el proyecto ferroviario que se ha planteado para Tenerife? El Sr Melchior nos responde de este modo:
“Claro. Si no, no los tendríamos. Lo que quiero decir es que finalizados estos proyectos, salvo mejoras, la Isla no necesitará más. Incluso si llegase a dos o tres millones de habitantes”. (Ricardo Melchior. Diario de Avisos. 11.05.09)
Las consecuencias económicas y ambientales pueden ser descomunales para una economía maltrecha, cuando los costes de la gravosa infraestructura ferroviaria no se vean sufragados por la demanda de uso a consecuencia de esta gran estafa que es la política de infraestructuras del Cabildo. Una política donde se aplican escasas iniciativas de segregación de modos de transporte y no se desincentiva el uso del vehículo privado. Pero ojo, el Sr Merchior también tiene respuesta para justificar por qué estas obras se plantean al mismo tiempo;
“Son proyectos largos, de una inversión importante. El cierre del anillo y el puerto de Granadilla se planteó hace 30 años; la Vía Exterior, hace 15 años; el tren, 10 años. Van coincidiendo en el tiempo. Para resolver estas infraestructuras hacen falta tres legislaturas. Hemos crecido diez veces más en vehículos que el resto del mundo. Por eso el esfuerzo en un transporte público eficaz y efectivo, competitivo con el vehículo privado, basado en tres pilares: taxis, guaguas y transporte guiado”. (Ricardo Melchior. Diario de Avisos. 11.05.09)
Ninguna de esas obras se ha efectuado aún. Debemos de congratularnos que en la sociedad canaria hayan surgido movimientos y agentes sociales lo suficientemente críticos como para poner en duda determinados proyectos carentes de innovación, que pertenecen al imaginario del siglo pasado y que lo que buscan es satisfacer unos intereses crematísticos y controlar unos indicadores economicistas.

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