viernes, 5 de febrero de 2010

BOP. Una interpretación libre (1)

 
Las conclusiones del barómetro de opinión pública (BOP) publicado en Canarias el pasado 22 de enero de 2010 presenta algunos resultados curiosos dignos de mención. No obstante, hay que indicar en primer lugar que la encuesta adolece de un tratamiento más profundo y exhaustivo de algunas magnitudes que podrían proporcionar un conocimiento más preciso de la situación política, económica y social en Canarias. Por ejemplo, en la sección 14 “Ciudadanía y participación“ (Pág. 79), se pueden avanzar las respuestas con cierta facilidad puesto que es fácil entender que lo normal es que todos nos declaremos como personas cívicas, tolerantes o solidarias. Parece más sensato y productivo orientar las preguntas hacia otras direcciones que aporten propuestas reales y/o modos diferentes de participación, que contribuyan a indagar en el grado de pretensión real del canario a participar en los asuntos públicos. Recordemos que esta información ha sido proporcionada por el Consejo Económico y Social (CES) organismo asesor y consultivo del Gobierno de Canarias (http://www.cescanarias.org/)


Hecha esta salvedad, si tomamos al pie de la letra los resultados, podemos decir que mientras para un 85,1% (Pág. 36) de los encuestados la protección del medio ambiente es de gran importancia, no lo sitúan como un problema importante, ocupando las últimas posiciones de los principales temas a resolver en Canarias (0,6%, Pág. 12). Sorprende esta contradicción, máxime cuando en un 62% de los casos, los encuestados estarían dispuestos a sacrificar un mayor desarrollo económico en favor de una mayor sostenibilidad ambiental (Pág. 38).

Aunque los datos no son concluyentes y habría que utilizar otras fuentes de información para contrastar las conclusiones del BOP, la hipótesis que mantenemos es que el deterioro medioambiental que sufren las islas no es percibido por parte de la ciudadanía como un problema fundamental. De hecho, un 43% (Pág. 19) de los encuestados valoran la actuación de la Administración en esa área como “neutra”, es decir, no la evalúan ni positiva, ni negativamente, independientemente de si cualquier administración de la política canaria actúa o no. Esto denota cierta insensibilidad del público encuestado en lo relativo a la problemática del medio ambiente. Aunque sí admiten que el Gobierno de Canarias debería invertir de forma prioritaria en protección ambiental, dicha acción ocupa el puesto nº 7 de las 11 donde el ejecutivo canario tiene que invertir de forma preferente (12,3%, Pág. 21), es decir, muy lejos de las tres primeras áreas que, con razón, ocupan el ranking (Salud, Servicios Sanitarios y Viviendas).

A la luz de esta interpretación y de estos datos, parece pertinente preguntarnos si los movimientos ambientalistas que han surgido en Canarias, principalmente a partir de la masiva manifestación contra las torres de Vilaflor en el año 2002, han logrado construir socialmente el problema de la protección medioambiental.

A tenor de las movilizaciones que han tenido lugar desde esa época, la respuesta es, sin lugar a dudas, afirmativa, al menos en cierto sector de la sociedad canaria relacionado principalmente con las islas occidentales, que ha salido a la calle cada vez que se le ha convocado para manifestarse libremente. Los ejemplos están ahí, el superpuerto de Granadilla, la construcción de la vía exterior, la construcción del anillo insular, la construcción de la central térmica y el puerto de Agando en Fuerteventura, la polémica tramitación del plan general de ordenación urbana en Tacoronte y en Santa Cruz de Tenerife, etc. Si nos remontamos más atrás del año 2002, también hay ejemplos relevantes aunque, quizás, con menor grado de contestación; la protección de El Rincón en La Orotava, la construcción de la vía de Ronda en La Laguna, la embotelladora de Taguluche en la Gomera, la ILP para promover una línea ferroviaria hasta el norte de Tenerife. Sin embargo, no parece que esta sensibilidad se manifieste en los resultados del barómetro. ¿Por qué? ¿Nos está mostrando el barómetro la indiferencia de la sociedad canaria a movilizarse y a expresar su disenso ante determinados temas? ¿Hace el estudio las preguntas pertinentes?.

Quizás tenga que ver con el sesgo en origen que pueden incorporar las preguntas del barómetro, al que hacíamos referencia al principio de este artículo, en cuyo caso, sería un flagrante error por parte de los responsables de este informe que debido a su carácter asesor y consultivo debería ser una fuente de información a tener en cuenta para el Gobierno de la Comunidad Autónoma.

En todo caso no parece muy congruente que la problemática de la protección del medio ambiente ocupe un lugar tan difuso y neutro en la percepción de los canarios. Sobre todo en un entorno donde el territorio juega un papel fundamental como soporte físico e identitario de las actividades que se desarrollan y además cuando el turismo es para los canarios un área de influencia muy alta en la economía según la misma fuente (92%, Pág. 30).

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